Page 63 - Diálogos
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adultos lo resolveríamos. Pero no, tenías que darle las
           nalgas  a  ese  malnacido,  quien  solo  te  quiere  para
           coger y para que le cosas el botón de la camisa.

           -Si  tu  humildad  hubiera  sido  más  grande  que  tu
           vanidad, tendrías aún tu queso -dijo una vieja ardilla,
           quien  había  visto  todo  desde  su  hueco  en  el  árbol.
           Pero no le hiciste caso a la voz de la experiencia, te
           dejaste llevar, cual hojita que la arrastra el viento, te
           dejaste  llevar  por  sus  palabras  vacías  y  su  bolsillo
           repleto.

           Y el cuervo herido y sin queso, levantó el vuelo.

           Y  mientras,  yo  aquí,  esperándote.  Pero  no  puedes
           verme, porque estas embobada con lo que él te dice.
           No soy nada para ti. Me quedo clamando tu nombre
           en la tarde, a la luz de un cielo que se quema por
           el  sol,  para  que  tú,  indiferente,  te  des  la  vuelta,
           dejándome solo con mis pensamientos.

           Llamándote zorra te amo, puta, te amo, zorra, te amo,
           puta, te amo, zorra, te amo por debajo, hasta que la
           palabra pierda todo significado.














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