Page 62 - Diálogos
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comprender con ese pequeño cerebro que Dios te dio,
lástima que te guste estar donde la mierda, pero mi
vida, sabes que conmigo estarás bien, sabes que yo
lo doy todo por ti, regresa putita mía, no me dejes,
no permitas que ese hijo de perra siga dándote de
cachetadas solo porque de vez en cuando quemas la
comida.
Los negros ojos del cuervo habían brillado de alegría
ante la adulación del zorro, así como brillaron los
tuyos al ver su ostentoso auto, su ostentosa verga pero
sus últimas palabras lo irritaron. ¿Qué quería decir al
afirmar que no tenía una bella voz? pero sabes que,
si la tienes y no solo la voz, si no toda tu eres
hermosa.
-Quizá esto último sea mentira –dijo el zorro- Puede
ser que el ruiseñor haya difundido esa falsedad para
acabar con la única voz que puede superar a la suya.
Ojalá quisieras cantar, hermoso cuervo, y así permi-
tirme oír la música de tu canción. Déjame oírte gemir
una última vez, déjame hacerte el amor como antes,
a media luz y con música suave, déjame escuchar tu
respiración antes de llegar al orgasmo, para después
poder cerrar mis manos en tu cuello y llevarte conmigo,
amada mía.
Y aquel cuervo, excitado por tanta alabanza, abrió el
pico y graznó sonoramente, dejando caer en el acto el
trozo de queso, atrapándolo el zorro en el aire, que
era lo que en verdad quería. Y así es como le diste
las nalgas después de la primera noche, sin pensar
siquiera que yo pase más de un año cortejándote, sin
pensar en el tiempo que pasamos juntos, escudándote
en que solo es sexo y que con el sexo no se mezclan
los sentimientos, pero después de las primeras noches
pensé que eso quedaría en el pasado y que como
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