Page 128 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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pe. El drama, el nudo de esa historia, está en que Ulises se
halla ante un dilema. Ha visto lo que es la muerte, lo ha
visto cuando estaba entre los cimerios, en la boca del in
fierno, lo ha visto también cuando las Sirenas cantaban su
gloria desde su islote rodeado de carroñas. Calipso le ofre
ce la no muerte y la eterna juventud, pero tiene que pagar
un precio para que esta metamorfosis se realice. Ese precio
es quedarse allí y olvidar su patria. Además, si permanece
al lado de Calipso, vivirá oculto, y cesará, por tanto, de ser
él, es decir, Ulises, el héroe del regreso.
Ulises es el hombre de la memoria, dispuesto a acep
tar todas las pruebas y todos los sufrimientos para realizar
su destino, que es haber sido arrojado a las fronteras de lo
humano y haber podido, haber sabido y haber querido
siempre volver y reencontrarse consigo. Sería preciso, por
tanto, que renunciara a todo eso. Ulises es griego, y, para
un griego, lo que le ofrecen no es la inmortalidad de Uli
ses sino una inmortalidad anónima. Cuando Atenea, dis
frazada de Mentor, el anciano sabio y viejo amigo de Uli
ses, se dirige a Itaca para visitar a Telémaco, su hijo, le
dice: «Sabrás que tu padre es un hombre muy listo y muy
astuto, estoy seguro de que regresará, prepárate, necesitará
que le ayudes. Vete, pues, a recorrer las restantes ciudades
de Grecia para saber si tienen noticias suyas. No perma
nezcas inactivo lamentándote, actúa.» Telémaco le contes
ta al principio que no está seguro de que se trate de su pa
dre: su madre Penélope le ha dicho que Ulises era su
padre, pero él no le ha visto nunca. En efecto, Ulises se
fue cuando Telémaco acababa de nacer, sólo tenía unos
meses.
Ahora bien, Telémaco tiene veinte años y hace veinte
años que Ulises se fue. Telémaco contesta a Atenea que su
padre es un desconocido, y no sólo para él, es, por la vo
luntad de los dioses, el ser que es absolutamente no visto,
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