Page 129 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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no  oído,  invisible  e  inaudible.  Ha  desaparecido  como  si
         las  Harpías  lo  hubieran  raptado  y  hubiera  sido  borrado
         del mundo de los hombres.  Nadie sabe qué ha sido de él,
         y  añade:  «Si  por  lo  menos  hubiera  muerto  combatiendo
         en tierra griega,  o al regresar con sus  naves,  sus  compañe­
          ros nos lo habrían devuelto y le habríamos erigido  un tú­
          mulo  funerario,  un  sema,  con  una  lápida  que  llevaría  su
          nombre. Así, en cierto  modo,  allí estaría siempre con  no­
          sotros. En cualquier caso, nos habría legado, a mí, su hijo,
          y a toda su  familia  una gloria  imperecedera,  kléos aphthi-
          ton.  Mientras  que  ahora  ha  desaparecido  del  mundo,  ha
          sido borrado, engullido, akleos, sin gloria.» Lo que Calipso
          ofrece a Ulises es ser inmortal y eternamente joven en una
          nube  de  oscuridad,  sin  que  nadie  oiga  hablar  de  él,  sin
          que  ningún  ser  humano  pronuncie  su  nombre,  sin  que,
          evidentemente,  ningún  poeta  cante  su  gloria.  Como  dice
          Píndaro  en  uno  de  sus  poemas,  «cuando  se  ha  realizado
          una gran hazaña,  no debe permanecer  oculta».  Es el mis­
          mo  verbo,  kalyptein,  que  ha  dado  su  nombre  a  Calipso.
          Para  que esa hazaña  exista,  es preciso  el elogio poético  de
          un gran aeda.
              Es evidente que,  si Ulises se queda con  Calipso,  pier­
          de la Odisea, y,  por tanto, ya no existe. Así pues, el dilema
          no puede ser más  claro:  o  una inmortalidad anónima,  sin
          nombre,  lo  que  quiere  decir  que,  aun  permaneciendo
          siempre en vida,  Ulises llegará a ser semejante a los muer­
          tos del Hades, llamados los sin nombre porque han perdí-
          do  su  identidad,  o,  si  se  decide  por  la  opción  contraria,
          tendrá  una existencia mortal,  sin  duda,  pero  en  la que se
          encontrará  a sí mismo,  una existencia memorable y coro­
          nada  por  la  gloria.  Ulises  le  dice  entonces  a  Calipso  que
          prefiere regresar.
              Ya  no  siente  deseo  ni  amor,  ni  hímeros ni  ¿ros,  por la
          ninfa ensortijada con la que vive desde hace diez años. Y si


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