Page 135 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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El rey decide devolver a Ulises a ítaca. Lo hace porque
debe hacerlo, pero no sin tristeza, ya que también él ha
pensado en su hija. Da a entender a Ulises que, si quiere
permanecer allí, con los feacios, y casarse con Nausicaa,
sería un yerno ideal. Lo nombraría heredero de la monar
quía feacia. Ulises explica que su mundo y su vida están
en Itaca y que, por consiguiente, hay que ayudarle a recu
perarlos. Cuando anochece reúnen numerosos presentes,
con los que llenan una de las naves feacias, y Ulises sube a
bordo. Se despide del rey, la reina y Nausicaa igual que se
despidió de Calipso y Circe. El barco zarpa en busca de
las aguas humanas. Esa nave transporta a Ulises de ese
otro mundo, donde ha vivido en las fronteras de la huma
nidad, en los límites de la luz y la vida, hacia su patria y su
casa, hacia ftaca.
UN MENDIGO EQUÍVOCO
Mientras Ulises duerme, la nave navega por sí sola.
Los marineros feacios llegan a una playa de ítaca donde se
ve un olivo con una gran copa, la entrada de una gruta de
las ninfas y las alturas montañosas. Es una especie de
puerto natural con dos grandes paredes rocosas a los la
dos. Los feacios dejan a Ulises dormido en la orilla, deba
jo del olivo, y se van de la misma manera que han venido.
Pero Poseidón, desde lo alto del cielo, ha visto cómo se
desarrollan las cosas. Ha sido burlado una vez más: Ulises
ha regresado. El dios decide vengarse de los feacios. En el
momento en que la nave pasa delante de Feacia, da un
golpe con su tridente, la nave se convierte en piedra, echa
raíces en el mar y se transforma en un islote rocoso. Los
feacios ya no podrán hacer de transportistas entre los
mundos. La puerta por la que ha pasado Ulises al comien-
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