Page 188 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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de él, antes de marcharse de Tebas, cuando todavía está en
        palacio,  sus  hijos  ofrecen  al  ciego  la  copa de  oro  de  Cad­
        mo y la mesa de plata,  pero se  reservan los mejores boca­
        dos  mientras le dan los peores pedazos de los animales sa­
        crificados,  lo  que  se  tira.  Se  cuenta  también  que  fue
        encerrado en un oscuro calabozo para ocultarlo como una
        vergüenza  que se  quiere  mantener  definitivamente  en  se­
        creto. Así pues,  Edipo lanza una solemne  maldición en  la
        que  dice  que  sus  hijos  jamás  llegarán  a  entenderse,  que
        cada uno de ellos querrá ejercer la soberanía, que se la dis­
        putarán  con  la  fuerza  de  los  brazos  y  las  armas  y que  se
        matarán el uno al otro.
            Eso  es,  en  efecto,  lo  que ocurre:  Etéocles  y Polinices,
        que son los vástagos  de  un  linaje  que  no  debía  tener des­
        cendencia,  sentirán  un  odio  mutuo.  Los  dos  acuerdan
        ocupar el trono,  uno cada año, alternándose. Etéocles es el
        primer  soberano,  pero,  acabado  el  año,  anuncia  a su  her­
        mano que no piensa cederle el poder.  Privado de sus dere­
        chos, Polinices viaja a Argos y regresa con la expedición de
        los  Siete  contra Tebas,  de  los  argivos  contra  los  tebanos.
        Intenta  arrebatar el trono  a  su  hermano aunque para  ello
        tenga que  destruir Tebas.  En  un  último  combate,  se  ma­
        tan el  uno al otro,  de  modo que ambos son el asesino  de
        su hermano. Se acabaron los Labdácidas.  La historia ahora
        sí que acaba allí donde parece terminar.
            La expedición de Polinices contra Tebas sólo fue posi­
        ble  porque  Adrasto,  rey  de  Argos,  decidió  emprenderla
        para apoyar la causa de Polinices.  Para ello era preciso que
        otro adivino, Anfiarao, estuviera de acuerdo con esa expe-
        dición.  Sin embargo,  éste  sabía  que  sería un  desastre,  en­
        contraría en ella la muerte y todo terminaría. Así pues, es­
        taba  absolutamente  decidido  a  mostrar  su  desacuerdo.
        ¿Qué  hace  Polinices?  Se ha llevado  consigo,  al abandonar
        Tebas,  algunos de  los  regalos  que los  dioses habían  entre­

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