Page 189 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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gado a Harmonía en el momento de sus nupcias con Cad
mo: un collar y una túnica. Y regala esos dos talismanes a
la mujer de Anfiarao, Erifila, con la condición de que
consiga de su marido que abandone su oposición a la ex
pedición contra Tebas e impulse a Adrasto a hacer lo que
hasta aquel momento no quería. Regalos corruptores, re
galos maléficos, y que también van unidos a un compro
miso, un juramento. ¿Por qué el adivino cede ante su es
posa? Porque ha prestado un juramento del que no puede
liberarse: en todo momento aceptará realizar lo que Erifila
le pida. Regalos maléficos, juramentos con carácter irrevo
cable. Algo que ya estaba presente en las nupcias de Cad
mo y Harmonía reaparece a lo largo del linaje y culmina
en que, a la postre, los dos hermanos se maten mutua
mente.
UN METECO OFICIAL
Edipo, mientras tanto, se ha marchado de Tebas.
Acompañado por Antigona, pasará el resto de su días en la
tierra de Atenas, cerca de Colono, uno de los demos del
Ática. Se encuentra en una tierra en la que no debería es
tar, un santuario de las Erinias en el que está prohibido
permanecer. Los habitantes del lugar le ordenan que se
vaya: ¿qué hace aquel mendigo en aquel lugar santo? Se
siente tan fuera de lugar como Dioniso al llegar a Tebas
con su túnica femenina y asiática. ¡Vaya audacia la de ins
talarse en un lugar de donde ni siquiera pueden expulsarle
ya que no tiene derecho a poner los pies en él! Llega Te-
seo, Edipo le cuenta su desdicha, siente que su final está
próximo, se compromete, si Teseo lo acoge, a ser el pro
tector de Atenas en los conflictos que puedan sobrevenir.
Teseo acepta. Así pues, ese hombre, ese tebano que lleva
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