Page 250 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 250
les fueron fáciles de persuadir, tanto por el gran premio que se prometían
como por la antigua opinión de los Chancas, que eran valientes guerreros.
Eligieron por capitán general a Hancohuallu, que era un valeroso indio y
por maeses de campo a los dos hermanos, y los demás cut"acas fueron cau-
dillos y capitanes de sus gentes, y a toda diligencia fueron en demanda del
Cuzco.
CAPITULO XXIV
EL INCA DESAMPARA LA CIUDAD
Y EL PRINC/PE LA SOCORRE
L INCA Y áhuar Huácac se halló confuso con la certificación de la venida
E de los enemigos, porque nunca había creído que tal pudiera ser, por
la gran experiencia que tenían de que no se había rebelado provincia alguna
de cuantas se habían conquistado y reducido a su Imperio, desde el primer
Inca Manco Cápac hasta el presente. Por esta seguridad y por el odio que
al príncipe su hijo tenía, que dio el pronóstico de aquella rebelión, no había
querido darle crédito ni tomar los consejos de sus parientes, porque la pa-
si6n le cegaba el entendimiento. Viéndose, pues, ahora anegado porque no
tenía tiempo para convocar gente con que salir al encuentro a los enemigos,
ni presidio en la ciudad para (mientras le viniese socorro) defenderse de
ellos, le pareció dar lugar a la furia de los tiranos y retirarse hacia Collasu-
yu, donde se prometía estar seguro de la vida por la nobleza y lealtad de
los vasallos. Con esta determinación se retiró con los pocos Incas que pu-
dieron seguirle, y fue hasta la angostura que llaman de Muina, que está
cinco leguas al sur de la ciudad, donde hizo alto para certificarse de lo que
hacían los enemigos por los caminos y dónde llegaban ya.
La ciudad del Cuzco, con la ausencia de su Rey, quedó desamparada
sin capitán ni caudillo que osase hablar, cuanto más pensar defenderla, sino
que todos procuraban huir; y así se fueron los que pudieron por diversas
partes, donde entendían poder mejor salvar las vidas. Algunos de los que
iban huyendo fueron a toparse con el príncipe Viracocha Inca y le dieron
nueva de la rebeli6n de Chinchasuyu, y cómo su padre se había retirado hacia
Collasuyu, por parecerle que no tenía posibilidad para resistir a los enemigos,
por el repentino asalto con que .le acometian.
El príncipe sintió grandemente saber que su padre se hubiese retirado
y desamparado la ciudad. Mandó a los que le habían dado la nueva y a al-
gunos de los pastores que consigo tenía, que fuesen a la ciudad, y a los in-
211