Page 411 - Orestiada. Agamenón. Las Coéforas. Las Euménides
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LAS EUMÉNIDES
las antiguas niñas ancianas, con ellas no se relaciona
ningún dios, ni hombre alguno, ni tampoco bestia. 70
Por causa de males nacieron, por lo que la maligna
oscuridad del Tártaro habitan, bajo la tierra,
odiadas por los hombres y por los dioses del Olimpo.
No obstante, huye y no te muestres cobarde,
pues te perseguirán a través de la dilatada tierra firme, 75
cuando recorras doquiera el territorio de los errantes,
y más allá del mar y por las ciudades abrazadas por el agua.
Y no te agobies rumiando este
pesar: cuando arribes a la ciudad de Palas
toma asiento con tus brazos asiendo su antigua estatua, 80
pues ahí jueces y seductoras
palabras tendremos para salir de tal asechanza,
de modo que de todas estas penas quedes libre,
pues fui yo quien te persuadió a dar muerte a tu madre.
Orestes
¡Señor Apolo! Bien sabes qué es no ser injusto, 85
y porque lo sabes, no dejes de cuidarme.
Tu poder forja la protección.
Apolo
Recuerda, que el miedo no venza tu mente.
(Dirigiéndose a Hermes.)
Y tú, hermano de sangre y del mismo padre,
Hermes, cuídalo; en verdad por tu nombre 90
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