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Bhima se estaba disgustando con lo que pasaba. Arrugó el ceño y dijo:
—Eres más viejo que yo y estás sentado en mi camino, no es correcto que salte sobre
tu cuerpo, eso es irrespetuoso hacia un anciano. Pero si insistes tendré que saltar sobre ti
como hizo el gran Hanumán cuando tuvo que cruzar el mar.
El mono preguntó:
—¿Quién es ese Hanumán del que hablas? Pareces respetarle, lo noto por el tono
en que pronuncias su nombre, tu voz sonaba suave y gentil cuando lo has mencionado.
Dime, ¿quién es ese Hanumán?
El mono giró su mirada hacia Bhima, en sus ojos había una expresión jocosa, lo cual
irritó aún más a Bhima, quien le contestó:
—¿Eres un mono y no sabes quién es Hanumán? —Y mirándole con una sonrisa
despectiva añadió—: Hanumán es el más grande de todos los monos. Es mi hermano.
Es un gran sabio. Es famoso por las grandes hazañas que realizó en servicio a Shri Rama.
Cuando Rama perdió a Sita, su esposa, este hermano mío cruzó el océano de un salto y
llevó el mensaje de Rama a Sita para consolarla. Yo no soy nada en comparación con él
en cuanto a bravura y fuerza. Pero soy lo suficientemente fuerte para luchar contigo si
tengo que hacerlo. Tengo que penetrar en el corazón de este bosque, así que, por favor,
ábreme paso. Si no lo haces, me temo que tendré que exhibir mi poder y atacarte. Tendré
que matarte aunque no quiero hacerlo.
Hanumán sonrió para sí mismo contemplando la impaciencia de Bhima y le dijo:
—Por favor, no te enfades conmigo, ya te he dicho que soy muy viejo para moverme.
Por favor, ten compasión de mis años. Mi cola está en tu camino, si la empujas a un lado
el camino quedará libre y podrás proseguir.
Bhima sonrió condescendientemente y, con su mano izquierda, trató de apartar a un
lado la cola, pero no pudo hacerlo. La cola no se movía. Sorprendido, usó las dos manos
para apartarla, pero no pudo. Frunció el ceño ante su inesperado fracaso y lo intentó otra
vez. Pero la cola no se movía del sitio.
El mono todavía seguía sentado, observándole con una tenue expresión jocosa en sus
ojos.
Bhima tuvo que admitir la derrota y bajó su cabeza avergonzado.
Fue ante el mono y postrándose ante él le dijo:
—Por favor, perdona mis duras palabras. En mi arrogancia sobrepasé las normas de
la buena conducta. Tú eres mayor y yo soy más joven que tú. Debes tolerar los errores
de alguien que es como tu hijo. Siento haberte hablado de una forma tan ruda, por favor,
perdóname. —Y con ojos lagrimosos Bhima le dijo—: Debes decirme quién eres. Eres un
rey entre los monos y quiero conocerte.
El mono le sonrió y le dijo: