Page 257 - Mahabharata
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final salieron y la lucha comenzó. Me resultó muy difícil luchar contra ellos, pero tenía el
astra llamado Pasupata, lo usé y destruí toda la hueste de los Kalakeyas. Luego volvimos
a Amaravati, donde Indra me dio la bienvenida con gran alegría. Matali le contó la lucha
en las dos batallas, haciendo elogios de mí y de mi valor. Entonces Indra me abrazó y
me bendijo y yo me sentí muy orgulloso de mí mismo e Indra me dijo: “Me has hecho
un gran servicio matando a esos Kalakeyas y Nivatakavachas y estoy muy complacido
contigo. Yudhisthira es muy afortunado por los hermanos que tiene. Contigo a su lado
no tiene que preocuparse del futuro, los kurus se pueden dar por muertos.” Indra me
regaló una armadura que es impenetrable y pasé días muy felices con él. Después de
un tiempo me dijo: “Ha llegado el momento de partir, tus hermanos y Draupadi están
ansiosos de verte. Han pasado años desde que te permitieron venir aquí. Ahora debo
devolverle a Yudhisthira lo que me prestó tan complacientemente.” Indra pidió a Matali
que trajera su carro y dejando a mi padre, a Chitrasena y a todos los rishis de la corte
vine velozmente hacia aquí para reunirme con vosotros. Ahora soy feliz, ni todos los
placeres del cielo pueden igualarse a la alegría de veros después de todos estos años.
Los pandavas se quedaron en el ashram de Badán durante algunos días más, e incluso
las montañas les parecían distintas ahora que Arjuna estaba con ellos. Le enseñaron
a Arjuna sus lugares favoritos y pasaron allí momentos maravillosos. Pero tenían que
pensar en el futuro y decidieron que había llegado el momento de volver al bosque de
Kamyaka. El tiempo se les había pasado muy rápido y los horribles doce años ya se
habían reducido a dos. Habían pasado diez años en el exilio y Bhima, Nakula, Shadeva y
Arjuna se acercaron a su hermano Yudhisthira para sugerirle que debían recordárselo a
su querido primo Duryodhana.
Bhima dijo:
—Hermano, es el momento de recordar los terribles juramentos que hemos hecho y
de pensar en ese pecador de Duryodhana. Este es el undécimo año del horrible exilio
que nos ha impuesto, nos quedan dos años más y ya se acerca el año que tenemos que
pasar disfrazados. Después de haber estado alejados de sus cercanías durante cinco
años, nos deben haber olvidado como si fuéramos un mal sueño. Están viviendo en
el paraíso de los tontos, deben estar pensando incluso que has renunciado al mundo y
que te has hecho un rishi en las estepas de los Himalayas. Deberíamos descender de
esta hermosa montaña Gandhamadana y volver al bosque de Kamyaka como nos dijo
Indra. Debemos recordar a Duryodhana que los pandavas que se fueron a los Himalayas
han vuelto después de recibir a Arjuna. Nuestro querido tío debe haberse enterado
mediante sus excelentes espías de las hazañas de Arjuna. Se asustarán si volvemos a
los valles, no les dejaremos pensar que tú y tus hermanos han renunciado al mundo
y han decidido quedarse en el ashram de Badari. Nuestro regreso les recordará que
los cuatro hermanos de Yudhisthira no han olvidado sus juramentos. Es duro pensar