Page 259 - Mahabharata
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3. En el bosque                                                                          239


               la raza lunar, será tu salvador. » He perdido la memoria y sólo recuerdo esto. El sabio
               dijo que este rey podría contestar todas mis preguntas sobre ética y que vendría cuando

               tuviera entre mis anillos al hombre más fuerte de la tierra. Quizá tú seas el hombre más
               fuerte de la tierra y el hermano de Yudhisthira. Quizás haya llegado el momento de mi
               liberación. Fíjate en mi destino, me complaces y, sin embargo, tengo que matarte aunque
               no quiero, tengo que hacerlo porque es parte de mí maldición.
                   Bhima fue tocado por las palabras de Nahusha. Estaba apenado por el monarca caído
               y le dijo:
                   —No estoy enfadado contigo en lo más mínimo, sólo siento tener que morir así.
               Hubiera deseado morir como un kshatrya y no como una bestia. No siento morir, pero
               siento dejar a mis hermanos cuando tanto me necesitan. Dependen de mí para ganar la
               guerra, una guerra que es inminente. Por supuesto está Arjuna, él es mi otro hermano
               y ahora es un maestro excepcional en todas las artes de guerra, habiendo conseguido
               todos los astras divinos de los dioses. No importa si muero, mi hermano todavía puede

               ser el señor del mundo. Mi Draupadi y mi madre me echarán de menos y mis hermanos
               que me quieren lamentarán mi muerte, siento dejarles a todos y morir, pero no le tengo
               miedo a la muerte. Sin embargo odio tener que morir antes de cumplir mi promesa a
               Draupadi de que rompería los muslos de Duryodhana y de que me bebería la sangre de
               Dussasana. No importa, no se puede vencer al destino.
                   Bhima estaba firmemente agarrado por los anillos de Nahusha y no podía moverse.
               Nahusha tampoco quería matarle, pero tenía que hacerlo. Estaba tratando de convencerse
               a sí mismo para hacer esta obra tan desagradable.

                   Yudhisthira vio algunos malos augurios y preguntó a todo el mundo dónde estaba
               Bhima. Draupadi le dijo que Bhima se había ido de caza y que había pasado mucho
               tiempo, Yudhisthira se preocupó y salió en su busca. Siguiendo sus pasos y viendo los
               arbustos y las ramas rotas, supo el camino que había tomado Bhima. Siguió andando
               y, de repente, vio a Bhima cogido en los anillos de la tremenda pitón. El corazón de
               Yudhisthira casi dejó de latir. Estaba horrorizado por la visión. Levantó su coraje decaído
               y se aproximó a los dos, preguntándole a Bhima:
                   —Hijo mío, ¿qué te ha ocurrido? ¿Cómo te has dejado atrapar así? ¿No has podido
               liberarte por ti mismo?

                   Bhima le contó todo y le dijo que su fuerza no valía de nada. Yudhisthira se dirigió a
               la serpiente y le dijo:
                   —Yo no sé quién eres, pero observando tu fuerza, veo que no puedes ser una serpiente
               ordinaria. Nadie ha podido oponerse a la fuerza de mi hermano. Yo soy su hermano
               mayor Yudhisthira; por favor, dime qué comida quieres. Te traeré lo que desees, pero,
               por favor, suelta a mi hermano, él me es muy querido.
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