Page 44 - Mahabharata
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                   Al oír todo esto, Dushmanta dijo: « Estaba muy claro que debías ser hija de un rey.
               Cásate conmigo y te daré todo lo que me pidas: Oro, vestidos, joyas, alfombras de la

               mayor finura. Todo mi reino será tuyo hoy. Ven a mí y cásate conmigo según la forma
               Gandharva, pues de todas las formas de matrimonio la del estilo Gandharva es la mejor ».
                   Sakuntala dijo: « Mi padre salió de la ermita a buscar fruta y no tardará en llegar;
               espera un momento y él me entregará a ti ».
                   Dushmanta replicó: « ¡Oh preciosa mía!, Quiero que seas mi compañera de por vida.
               Cada cual es su mejor amigo y puede depender de si mismo; por tanto, según la ley tú
               puedes entregarte tú misma. Hay ocho tipos de matrimonio, cada uno apropiado para un
               tipo de personas. Los tipos Gandharva y Rakshasa son apropiados para los Kshatriyas.
               No debes tener la menor duda de que podemos unirnos de acuerdo a cualquiera de estas
               dos formas o de acuerdo a una mezcla de las dos. Yo estoy embargado por el deseo y si
               tú lo estás también, puedes hacerte mi esposa según la forma Gandharva ».
                   Sakuntala respondió: « Si esto es lo que aprueba la Ley, si soy dueña de mí misma,
               entonces escucha mi condición para celebrar este matrimonio secreto: Promete que mi
               hijo será nombrado tu sucesor. Si así lo haces, puedes yacer conmigo. »
                   El rey, sin dudarlo un momento le contestó: « Que así sea. Y te digo más: te llevaré
               conmigo a mi ciudad porque tú lo mereces. » Y diciendo esto la tomó por la mano y
               yacieron juntos. Después el rey se marchó, no sin antes confortarla y decirle muchas
               veces que tenía que irse sin ella porque no tenía en ese momento un medio de transporte
               adecuado para ella, pero que enviaría una comitiva a buscarla para escoltarla hasta el
               palacio.

                   En su camino de regreso, el rey llevaba un peso en el corazón: « ¿Qué hará el venerable
               asceta cuando sepa lo ocurrido? », pensaba Dushmanta. Y con esta preocupación entró
               en su capital.
                   En cuanto el rey se marchó, Kanwa llegó a su morada; pero Sakuntala, avergonzada,
               no salió a recibirle. El gran asceta, sin embargo, vio todo lo ocurrido con su ojo espiritual
               y estuvo complacido, así que le dijo a su hija: « Puesto que desciendes de un rey, lo que
               has hecho hoy —tener relaciones con un hombre— no es una transgresión de la Ley, pues
               el tipo gandharva de matrimonio, en secreto, sin rituales, entre un hombre enamorado y
               una mujer que desea entregarse, es el mejor para los Kshatriyas. Dushmanta, el hombre
               al que te has entregado amorosamente es un buen hombre; y vuestro hijo será ilustre y
               poderoso ». Entonces Sakuntala tomó la carga de frutas que traía su padre, le lavó los
               pies y le dijo: « Seria adecuado que dieses tu bendición a este Dushmanta que he tomado
               por esposo, así como a todos sus ministros ».
                   Kanwa respondió: « Así lo haré, pero ahora pídeme tú el don que desees ». Y movida
               por el deseo de beneficiar a Dushmanta, Sakuntala pidió que los reyes de la dinastía
               Paurava fuesen siempre virtuosos y nunca perdiesen el trono.
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