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creer en lo que dices. ¿No te da vergüenza decir cosas tan increíbles, especialmente en
mi presencia?. Vete de aquí malvada asceta. ¡Un gran Rishi y una apsara como Menaka
relacionados contigo, una mujer baja vestida de asceta!. Tu hijo es muy mayor y es
demasiado fuerte para ser un niño. ¿Cómo ha podido crecer tanto en tan poco tiempo?.
Eres de baja cuna y me pareces una prostituta. ¿Así que Menaka te concibió por pura
lujuria?. Todo lo que dices me parece muy oscuro. No te conozco. ¡Vete donde quieras! ».
—
Sakuntala replicó: — Alteza, veis las faltas de otros, pequeñas como semillas de
mostaza y no veis las vuestras tan grandes como calabazas. Ciertamente, Menaka es
considerada la primera entre los seres celestiales. Mi nacimiento es, por tanto, mucho
más alto que el vuestro, Dushmanta. Tú caminas sobre la Tierra, ¡pero yo vuelo por los
cielos!. Mira, la diferencia entre nosotros es como la que hay entre el monte Meru y una
semilla de mostaza. ¡Contempla mi poder, oh rey!; ¡puedo acceder a las moradas de
Indra, Kuvera, Yama, y Varuna!. Perdonadme que os diga una cosa a modo de ejemplo,
sin malicia: Mientras no se ve a si mismo en un espejo, un hombre feo piensa que es
más atractivo que los demás. Pero cuando ve su fea cara en el espejo, se da cuenta
de la diferencia que hay. Aquél que es realmente hermoso nunca desprecia a nadie.
Igualmente, el más mentiroso es el que mejor sabe insultar. Igual que un cerdo siempre
busca la porquería aunque esté en un jardín de flores, el malvado que oye a otros decir
cosas buenas y malas siempre elige lo malo. Los sabios, sin embargo, cuando oyen a
otros hablar mezclando lo bueno y lo malo, siempre eligen lo bueno, igual que los cisnes,
que toman la leche aunque esté mezclada con agua. Al que es honesto le duele tener
que reprochar a los demás, pero el que es deshonesto se regocija en hacerlo y no pierde
ocasión en reprochar a alguien. Feliz vive el honesto sin buscarle las faltas a otros, pero
los deshonestos son felices buscándoselas. El malo siempre habla mal del bueno, pero
éste nunca le devuelve el mal aunque lo reciba. ¿Qué puede haber en el mundo más
ridículo que el que un malvado llame malvado al bueno?. Hasta los herejes temen al
mentiroso como a una serpiente venenosa. El que no acepta como su igual al hijo que él
mismo engendró verá que los dioses destruyen su fortuna, pues el hijo es el fundamento
de la familia y de la dinastía.
»Por tanto, no debes abandonar a tu hijo. Protégete a ti mismo protegiendo a tu hijo
como a tu palabra y a tu ley. No te engañes. Un embalse es mejor que cien pozos, una
ceremonia mejor que cien embalses, y un hijo mejor que cien ceremonias. La Verdad
es más meritoria que tener cien hijos. La Verdad es incluso mejor que cien rituales del
caballo. No hay virtud tan alta como la veracidad y no hay nada sobre la Tierra más
amargo que la mentira. Sé el aliado de la Verdad. Si no das crédito a mis palabras, me
iré voluntariamente, pues en ese caso tu compañía debe ser evitada. Pero puedes estar
seguro de que un día, cuando te hayas ido, este hijo mío reinará sobre toda la Tierra,