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la gran exhibición. Drona se puso enseguida manos a la obra, y en muy poco tiempo el
escenario estaba completamente construido.
El estadio era inmenso y estaba muy bien pensado. Había un escenario en el centro
con asientos a ambos lados; a un lado se sentarían los miembros de la familia real y al
otro los invitados de los reinos vecinos. Las mujeres de la familia real tenían su asiento en
un lugar aparte. En el lado opuesto al escenario se habían construido enormes graderíos
para los habitantes de la ciudad.
Por fin llegó el día del torneo. El Sol brillaba intensamente y el lugar estaba abarrotado
de espectadores; miles y miles de personas se habían congregado para contemplar las
hazañas de los hijos de la Casa de los Kurus y también de otras casas. Todos estaban
emocionados y ansiosos por ver el espectáculo, haciendo comentarios acerca de los
hechos que se iban a desarrollar durante el torneo.
Finalmente los miembros de la familia real comenzaron a llegar uno por uno dirigién-
dose a sus respectivos asientos. Primero entró Bhishma con su barba blanca brillando
bajo el Sol, luego le siguió Kripa y a continuación el rey, conducido por Vidura y acom-
pañado por Gandhari. Después entraron en grupo los demás miembros de la Casa
de los Kurus. A ellos les siguieron los reyes invitados. Todos estaban ya sentados en
sus asientos y la gente esperaba ansiosa la aparición de los príncipes. De la multitud
comenzó a surgir un clamor semejante al del océano en una noche de Luna llena. El
ruido se hacía cada vez más intenso hasta que de repente cesó como por arte de magia.
Los asistentes estiraban sus cuellos mirando al escenario por encima de sus cabezas.
Vestido de blanco y con sus cabellos grises grácilmente ondulados, Drona había entrado
en el escenario acompañado de su famoso hijo Aswatthama. Vyasa también estaba allí
para contemplar el acontecimiento. El rey rindió honores a los dos maestros, Drona y
Kripa. La escena era realmente impresionante.
Luego uno por uno, los príncipes fueron saliendo a la arena. Los encabezaba Yud-
hishthira pues era el mayor de todos. Se dirigieron a los acharyas haciendo salutaciones
ante cada uno de ellos. Los príncipes iban ataviados con los tradicionales trajes de
guerreros. Una vez acabadas las salutaciones los príncipes comenzaron a hacer ejercicios
preparatorios con sus arcos y el lugar resonaba con el intenso ruido producido por el
cimbreo de las cuerdas de sus arcos: la exhibición había comenzado. Los príncipes
realizaron hazañas sorprendentes con arcos, flechas, espadas, jabalinas, y todo tipo de
armas de guerra. Los asistentes contemplaban el espectáculo absortos, conteniendo la
respiración.
A esto le siguió un duelo singular entre Bhima y Duryodhana usando la maza como
arma. Ambos eran extremadamente hábiles en el uso de la maza y la gente contemplaba
la lucha con muchísimo interés y emoción. Mientras tanto Vidura comentaba al oído
del rey el desarrollo de los acontecimientos, dado que Dhritarashtra era ciego. El duelo