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la multitud, alguien se abría camino apartándose la gente a su paso. Alguien se acercaba.
Andaba como un león. La gente le miraba asombrada como ante la visión de un dios.
Y de nuevo escucharon el ruido: provenía del cimbreo de la cuerda del arco de aquel
recién llegado.
Era Radheya con su kavacha y sus kundalas de color dorado, brillando fulgurante
bajo el Sol de la tarde. Se dirigió derecho al escenario moviéndose con la gracilidad de
una pantera. Se detuvo ante Drona y después de saludarle se dirigió a Arjuna con voz
fuerte e imperiosa como el sonido de un trueno:
—He venido a desafiarte, creo que estás demasiado orgulloso de la habilidad que
hasta ahora has demostrado. Yo puedo hacer todo lo que has hecho y mucho más, y si tu
guru lo permite te lo demostraré.
Radheya realizó todas las hazañas con las que Arjuna había impresionado a los
asistentes. En la cara de Bhishma apareció una sonrisa sarcástica al ver la expresión de
disgusto con la que Drona contemplaba la escena. Sin embargo la cara de Duryodhana
estaba iluminada de amor hacia aquel extraño. Arjuna estaba anonadado, conteniendo
la ira que despertaba en él aquella humillación. Yudhishthira por su parte, observaba la
escena confuso y sorprendido por el valor del recién llegado.
Radheya había acabado su exhibición y ahora desafiaba a Arjuna a un combate
singular, ignorando que aquél al que desafiaba era su hermano. Arjuna le respondió con
un reproche:
—¿Quién eres tú para atreverte a venir alardeando de tu bravura sin ni siquiera estar
invitado?
Radheya sonrió con rudeza y le dijo:
—Esto es un torneo: no una exhibición privada, organizada en beneficio tuyo. La
entrada está abierta a todo aquel que quiera mostrar su valor. Por eso te desafío. ¿Eres
capaz de aceptar el reto o admites ya que soy mejor arquero que tú? Arjuna haciendo
un gesto de desdén con sus hombros se preparó para la lucha. En aquel momento una
extraña visión apareció en el cielo: unas nubes azules surgieron súbitamente cubriendo
el cielo. Parecía como si Indra quisiera proteger a su hijo. El Sol por su parte vertía sus
rayos cálidos sobre el recién llegado como en un intento de querer también proteger a su
hijo. La escena era muy hermosa.
Radheya aparecía allí de pie bañado por la luz del Sol, mientras que Arjuna estaba
oculto por las sombras de las nubes. Los espectadores estaban ya tomando partido
inclinándose a favor de uno u otro rival. Los hijos del rey estaban de parte de Radheya,
mientras que Drona, Bhishma y Kripa, estaban de parte de Arjuna, el pandava.
Justo antes de que la lucha comenzase se produjo como una repentina confusión
entre las mujeres. A oídos de Vidura llegó la noticia de que Kunti se había desmayado.