Page 103 - Mahabharata
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1. El comienzo 83
Arjuna pasó de su carro al de Drupada, tomándole totalmente por sorpresa. Arjuna le
capturó y le hizo subir a su carro en el cual partió inmediatamente en dirección al lugar
en el que esperaba Drona.
Había llegado el momento por el que Drona había estado esperando desde hacía
muchos años. Por fin su sueño de venganza se había hecho realidad. Y allí en frente
de Drupada, Drona rememoró todos los hechos del pasado que habían sido origen de
aquel acto de venganza. Drupada le escuchó humillado mirando al suelo, pues era un
rey orgulloso, borracho de poder. Pero ahora las posiciones se habían invertido, y Drona
le tenía cautivo y a su merced. Le reprochó con insultos todo lo que le había hecho
vengándose así de la humillación que un día sufrió. Ahora era Drona el que estaba
borracho de poder. Le dijo:
—¿Te acuerdas que una vez me dijiste que la amistad solamente podía producirse
entre dos personas del mismo rango?, pues fíjate ahora; ya no tienes nada que puedas
reclamar como tuyo; ni tu reino, ni siquiera tu misma vida. Pero no temas, no te mataré,
quiero ser tu amigo, y dado que la amistad sólo es posible entre dos personas del mismo
rango, te voy a devolver la mitad de tu reino, de esta forma estaremos al mismo nivel.
Tu reino comenzará desde las orillas del río Ganges hacia abajo, mientras que yo me
quedaré con toda la tierra que queda al norte del río. Dejémoslo así y quedemos como
amigos.
Drona, con la falta de perspectiva típica de un brahmín, no podía imaginarse qué
consecuencias iba a traer esta repartición amistosa. Fue capaz de guardar en su corazón
el dolor causado por un insulto durante años y dedicarse enteramente a la consumación
de su venganza. Pero el odio sólo duró mientras duraba su sed de venganza; una vez
tomada la revancha su mente quedó en paz y olvidó todo lo sucedido. Sin embargo,
Drupada no era un brahmín sino un kshatrya, y a pesar de que Drona le abrazó con
afecto en el momento de la despedida, él no dijo ni palabra, pues en su corazón se estaba
fraguando un odio a muerte por su agresor. Drupada se hizo la siguiente proposición:
« Debo de conseguir un hijo para matar a este hombre a quien tanto odio. Me recluiré para
practicar austeridades y mortificaciones pues sé que un hijo ordinario no podría acabar
con este hombre, que es un maestro de todos los astras. Pediré que me sea concedido
un hijo poderoso, capaz de matar a Drona. » Por otra parte Drupada como todo buen
kshatrya, estaba admirado por el valor del joven príncipe Arjuna: « ¡Qué arquero más
formidable! ¡qué guerrero más caballeroso! » —pensaba Drupada—. Si fuera posible me
gustaría tener una hija para entregársela a este joven como una muestra de mi aprecio.
Tendré dos hijos, una hija para entregársela a Arjuna y un hijo para matar a Drona. » Y
con estos pensamientos dando vueltas en su cabeza, Drupada regresó lentamente sobre
sus propios pasos a la ciudad de Kampilya, como un rey derrotado al que le habían
robado la mitad de su reino.