Page 203 - Egipto Tomo 1
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MEMPHIS. LAS PIRAMIDES 191
de Mokatam. Los diversos pedruscos están yuxtapuestos con tanta perfección que á duras
penas se perciben las junturas. Los zócalos de piedra existentes en la base de las paredes
se conservan perfectamente, del mismo modo que las piedras
de forma particular que constituyen el techo. Las entalladuras
paralelas practicadas en el suelo y en las paredes, tenían por
objeto facilitar el transporte del féretro. Algunos pasos más, á
lo largo de un pasadizo horizontal, que en el comedio se ensancha
formando un pequeño vestíbulo, el cual está cerrado por cuatro
losas de granito que corren á lo largo de unas ranuras, y nos
CAL DE ALMEJA DE MOKATAM , , ... , . ,
encontramos en la camara del rey, el violado sarcotago de Lheops.
Dicho aposento, el mayor
y más importante de la pirámide, y que si podemos expresarnos en
estos términos, constituye su corazón, ni se halla exactamente en el centro del edificio,
ni se distingue por sus vastas dimensiones ni por su rica ornamentación. Una mediana
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sala de nuestras casas puede comparársele respecto de su capacidad, ya que por 10 43 de
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longitud mide 5 20 de latitud y 5 80 de altura.
Forman el techo diez enormes losas de granito
que descansan por sus extremos en las paredes
laterales, y como de seguro habríanse rendido
. al peso enorme de la montaña de piedra que
sobre las mismas gravita, el arquitecto, para
evitarlo, imaginó la construcción de cinco cáma-
ras superpuestas. La primera de ellas, y aquí
cumple advertir que generalmente son inacce-
sibles, lleva el nombre de Davison que es el del
ilustre inglés que la descubrió: Perring y Vyse,
que descubrieron las cuatro restantes, la última
de las cuales es de forma triangular, con peor
acuerdo les dieron por su orden los nombres de
Wellington, Nelson, lady Arbuthnot y coronel
Campbell. Semejante descubrimiento, importante
de suyo, fuélo más por haberse encontrado en
ENTRADA Á LA PIRÁMIDE DE CHEOPS
dichas cámaras el nombre de Cheops. El hallarse
escrito con caractéres rojos, hace presumir que los canteros, á fin de evitar que las piedras
se dirigieran á otra obra, lo trazaron en la misma cantera, y corrobora esta presunción
la circunstancia de que los operarios encargados de colocarlos, sentaron los sillares de
tal manera que el nombre resulta cabeza abajo. Por supuesto que nada reveló el hecho
que no fuera de sobras conocido; pues no había quien ignorara, y por cierto ya desde la
época de los griegos, el nombre del rey sepultado en la gran pirámide; pero de todos
modos pudo considerarse corno testimonio fehaciente, que confirmaba lo que \a se sabia.