Page 465 - Egipto Tomo 1
P. 465

EL CAIRO                    381
             histórica, y en hacerlo apreciar por sus alumnos. Tan laudables tentativas producirán de
             seguro favorables resultados en el carácter y  el espíritu de las generaciones venideras; pues
             en cuanto á la presente carece por completo del sentimiento en virtud del cual se mira como
             deber la conservación de los monumentos que otros tiempos nos han legado. No es que la
             generación de nuestros dias, para la cual el porvenir es un don que Dios le ha concedido
             independientemente de su voluntad y lo pasado nada significa, trabaje conscientemente en la
             demolición de lo existente: pero en cambio no siente la necesidad de conservarlo: pues la
                                          ruina de lo que durante siglos enteros se ha
                                          juzgado por su santidad objeto de veneración
                                          no le causa el dolor más insignificante. Lo
                                          que carece de utilidad práctica no importa
                                          que se derrumbe:  dijérase que  el  espíritu
                                          eminentemente conservador do los antiguos
                                          egipcios: el empeño singular y hasta apasio-
                                          nado que ponian en que subsistiera cuanto
                                          levantaran con sus propias manos ó habían
                                          heredado de sus predecesores, liase comple-
                                          tamente extinguido en  el ánimo de los que
                                          han venido en pos de  ellos, merced á las
                                          mezclas que han resultado de la fusión de
                                          diferentes razas. Prefieren levantar de nuevo
                                           buscando  deleite para sus sentidos, precisa-
                                           mente en lo que tiene carácter de novedad, y
                                           abandonan á su destino lo que el tiempo ha
                                           convertido en caduco é inservible.
                                             Desgraciadamente cuanto se ha edificado
                             con posterioridad á la conquista de Egipto por los turcos, no sólo
                             carece de solidez, sino que no lleva impreso siquiera  el sello de
                             encantadora originalidad que podemos observar en todas partes,
                             inclusas las ruinas y los mutilados restos arquitectónicos de la época
                  AVES nocturnas
                             de los califas. Y sin embargo,  casi hay motivo para alegrarse de
             que en  esos tiempos de decadencia no  se haya pensado en restaurar los monumentos
             antiguos,  ya que  el único ensayo  llevado á cabo con  tal propósito no puede ser más
             lamentable. Las mezquitas del Cairo están construidas generalmente de sillares que forman
                                 amarillentas: semejante procedimiento se puede observarlo
             alternativamente fajas rojizas y
             mismo en nuestra arquitectura que en la oriental, y la Toscana nos ofrece de ello repetidos
             ejemplos. Pues bien, como el color rojo había palidecido con el transcurso del tiempo, creyóse
             que debía hacerse algo para recibir dignamente á los personajes que invitara el Jetife con
             motivo de la apertura del Itsmo de Suez y al efecto se juzgó  lo más acertado devolver
                  EGIPTO. TOMO I.
   460   461   462   463   464   465   466   467   468   469   470