Page 17 - Schwarz, Dieter La francmasoneria
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templo de pura religiosidad. Si me ocupo ahora de las personalidades, es seguro que
                  ambas logias cuentan con la quinta esencia de las notabilidades espírituales y morales
                  de los habitantes israelitas de Frankfurt. He llegado a conocer hombres que por su
                  actuación merece  la seguramente ser contados entre los más hobles de su tiempo y que
                  especialmente en el terreno de la educación y de la enseñanza pública toman la
                  delantera a pasos agigantados frente a sus compañeros de credo, para pasar de la niebla
                  de los prejuicios a la región de la luz superior."
                  En este estilo prosigue el relato. El resultado de esta propaganda projudía no se hizo
                  esperar mucho tiempo. Ya en el año 1845, la logia “Por la Fidelidad del Deber" de
                  Birkenfeld, puede comunicar lo siguiente: "Un israelita digno de respeto en todo
                  sentido, peticionó anté nosotros su adnúsión y fue realmente introducido en la Liga por
                  intermedio de nuestra logia. Por todas las razones nos congratulamos por la adquisición
                  de este hermano. Esperamos, sin embargo que no esté lejano el tiempo en que ninguna
                  logia de Alemania se abstenga de admitir en la Liga y de dejar participar en sus trabajos,
                  un hombre alemán libre, honorable y recto, cualesquiera sean las posiciones y las
                  creencias religiosas que lo diferencien."
                  Que este ejemplo hable por todos los demás. Que con la penetración de los judíos en las
                  logias alemanas corrió pareja también la penetración en la sociedad burguesa constituirá
                  una realidad sobreentendida para todo aquél que sepa que la Francmasonería fue desde
                  siempre en Alemania -como en él resto del mundo - un bastión de la capa burguesa más
                  elevada. Ásí podemos comprobar en aquel tiempo que la sociedad burguesa se vuelve
                  cada vez más falta de instinto frente a las imposiciones del judaísmo. En los salones
                  literarios de las judías Rahel Varnhagen (cuyo marido fue francmason y admirador
                  entusiasta de "La Joven Alemania"), Henriette Harz y Dorothea Veit-Schlegel, la mujer
                  del francmasón Friedrich von Schlegel e hija de Mendelsohn, la burguesía se daba cita
                  con los judíos. Vemós como visitantes de tales salones a los hermanos Humboldt,
                  Schleiermacher y al príncipe Louis Ferdinand von Presussen junto a un Heinrich Heine,
                  Eduard Gans y Baruch-Börne.
                  La logia "A la Aurora Naciente" hasta informa con orgullo que "como indicio del
                  prestigio de que gozaba en aquél entonces también en los círculos cristianos profanos,
                  se informará aquí como excepción sobre un "baile de armonía", realizado el 20 de enero
                  de 1849, para el cual anunciaron su participación personal, en especial oficiales de tal
                  graduación, como lo demuestran las actas guardadas en el archivo. Entre los muchos
                  participantes militares sean destacados solamente el general y comandante en jefe von
                  Bechthold, mayor y comandante del distrito Deetz, teniente superior y ayudante von
                  Scheldlin." Siguen en el informe los nombres de 18 oficiales, en su mayor parte
                  pertenecientes a la nobleza.
                  No es éste el lugar para describir minuciosamente el proceso de ocupacíón de las logias
                  por parte de los judíos. Baste mencionar que el resultado fue que, a comienzos del siglo
                  XX, la totalidad de las grandes logias alemanas admitían a los ju4íos como miembros en
                  igualdad de derechos. Unicamente dos grandes logias "prusianas antiguas" rehusaban a
                  los judíos como miembros, pero los admitían como "hermanos visitantes pertinentes".
                  Estas dos grandes logias volvían a recalcar siempre de nuevo a ese respecto que
                  solamente su naturaleza doctrinaria cristiana les prohibía incorporar personas de distinto
                  credo. El judío bautiiado podía ser también en ellas, miembro desiguales derechos.
                  A comienzos del siglo XX la evolución estaba terminada en ese sentido, En las capas
                  conductoras de la burguesía reinaba un vasto filosemitismo.
                  Quienes luchaban en defensa de las diferenciaciones raciales eran motivo de befa y
                  dejados de lado. La nobleza y la burguesía han devenido tan faltas de instinto en estas





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