Page 104 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Profe tiza la loma de Antioquia 97
"Estando yo en Siwas, durante el mes de ramadán, y en ocasión en que el
sultán Algalio sitiaba a Antioquia, vi en sueños como si éste plantase las balis-
tas frente a la ciudad y comenzase a lanzar contra ella sus proyectiles y fuese
muerto el jefe que mandaba la plaza. Esta visión la interpreté yo en el senti-
do de que los proyectiles lanzados por las máquinas de guerra eran símbolo
del feliz éxito de sus planes y de la afortunada realización de sus proyectos,
es decir, que el sultán conquistaría aquella ciudad con la voluntad de Dios. Y,
efectivamente, fué así como yo lo había previsto en mi sueño (¡loado sea
Dios!), pues la conquistó el día de la ruptura del ayuno de ramadán, es de-
cir, veinte días después de mi visión. Ocurrió esto el año 612. Antes de que la
conquistase el sultán, yo le había escrito desde Malatia unos versos en los
que le refería mi ensueño y le recordaba a este propósito lo que dijo el Pro-
feta, cuando vió en sueños al Angel Gabriel que le presentaba a Aixa (antes
de que se hubiese casado con ella) y le decía: "Esta será tu esposa", y cómo
el Profeta, al despertar, exclamó: "¡Si esta visión viene de parte de Dios, se
cumplirá de seguro!" Yo le decía al sultán en mis versos eso mismo, siguiendo
el ejemplo del Profeta. Y, en efecto, mi visión venía de Dios y el sultán con-
quistó Antioquia, lo mismo que el Profeta se desposó con Aixa."
No fué sólo el rey Caicaus el que distinguió a Abenarabi con su
veneración; otros sultanes de los distintos reinos en que se desmem-
b:ó el imperio de Saladino colmáronle también de honores. Entre ellos,
Almálic Adáhir Baibar, señor de Alepo hasta el año 613 (1216
de C.) en que murió, distinguióse por la absoluta confianza que
J.
depositó en Abenarabi. Tenía éste, por aquellos años, casa propia en
su Corte, y era tal la seguridad que en su influencia ponían los habi-
tantes de Alepo, que a él recurrían todos cuantos necesitaban obtener
alguna gracia del rey. Este iba con frecuencia a visitar a Abenarabi
en su propia casa, y entonces recomendábale nuestro místico todas
las peticiones que le hacían. Ocasión hubo en que el rey despachó fa-
vorablemente ciento diez y ocho de estas solicitudes, entre las cuales
había una en favor de un reo de alta traición, acusado de haber reve-
lado un secreto de Estado (1).
"Tuve yo una audiencia con un rey, el de Alepo, es decir, Almálic Adáhir
Gazi, hijo del rey Anásir Lidinilá, Saladino, Yúsuf b. Ayub. En esa sola audien-
cia (tenida con ocasión de haber venido él a visitarme) elevé a él ciento diez
(1) Fotuhal, IV, 699.
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