Page 106 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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temente ordena, para desviarse hacia las interpretaciones tortuosas y alegóri-
cas de la ley divina, sólo con el propósito de granjearse así la privanza de los
príncipes adulándoles, dando rienda suelta a sus pasiones y procurando para
ello demostrarles que estas pasiones pueden satisfacerse dentro de la ley, por
más que el alfaquí que así le aconseja esté bien convencido de la falsedad de
sus propias decisiones canónicas. Muchos alfaquíes y cadíes he visto condu-
cirse de esta manera. El rey Adáhir Gazí, hijo del rey Anásir Saladino, Yusuf
b. Ayub, refirióme lo siguiente en una conversación que sobre esta materia
mantuvimos. Llamó de pronto a un mameluco y le dijo: "Tráeme la cartera."
Yo le dije: "Y ¿para qué?" El me respondió: "Tú me reprochas y echas en
cara las muchas cosas ilícitas e injustas que en mi país y en mi reino acaecen.
Pero ¡por Alá te juro! que yo pienso lo mismo que tú piensas, es decir, que
todas esas acciones son desagradables para Dios. Sin embargo, yo te aseguro
también, señor mío, que ninguna de esas acciones reprobables ha sido ejecuta-
da, sin que de antemano haya poseído yo la decisión canónica de un alfaquí,
escrita de su puño y letra, autorizándolas como lícitas. Sobre ellos, pues, debe
caer la maldición de Dios. Uno de esos alfaquíes, fulano de tal (y designó por
su nombre a uno de los más religiosos y austeros de su reino), me dió autori-
zación canónica para no ayunar durante el mes de ramadán, diciendo que la
obligación de precepto consistía en ayunar un mes cualquiera del año, siendo
potestativo en mí el elegir uno u otro. Yo en mi interior le maldije, aunque sin
manifestarle lo que de él pensaba." Y al decir esto el sultán, volvió a nom-
brarme a aquel alfaquí. ¡Dios tenga misericordia de todos ellos!"
"Algunos fieles (1), especialmente los alfaquíes, se ríen en este mundo de
¡os hombres de Dios; cuando ven cómo las gentes del vulgo se hacen lenguas
de las gracias con que Dios regala a las almas de los hombres de Dios, se
ríen de éstos, y aunque exteriormente aparentan admitir como verdad lo que
les oyen, por dentro sienten todo lo contrario... Cuando pasan ¡unto a ellos,
se hacen guiños de inteligencia en tono de burla. Así es como yo veo que
obran los alfaquíes de estos tiempos con los hombres de Dios: se burlan de
ellos y se ríen, aunque exteriormente les dan muestras de respeto."
"Yo oí a un alfaquí de nuestra época que decía (2): "Si yo llegase a ver
con mis propios ojos uno de estos fenómenos maravillosos realizado por al-
guien, diría que una perturbación orgánica había sobrevenido a mi cerebro.
Porque creer que realmente tal fenómeno acaezca, de ninguna manera. Eso, a
pesar de que a mi juicio es perfectamente posible que Dios permita que tales
fenómenos se realicen por mano de las personas que a El le plazca." Mira,
pues, hijo mío, ¡cuán espeso velo es el que ciega a estos tales y cuánta es su
incredulidad e ignorancia!"
(1) Fotuhat, IV, 627.
(2) Mawaqui, 83. Cfr. Risalat aí-cods, § 14.