Page 135 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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124 Parte II. — Doctrina espiritual de Abenarabi
que ofrecemos ahora al lector en este nuestro ensayo, porque los seis
opúsculos aquí aprovechados dan idea cabal de su sistema ascético-
místico.
El titulado Tohfa es un resumen metódico de todas las etapas del
camino espiritual, constituido por escuetas definiciones de las voces
técnicas de cada una de aquéllas. El titulado Amr es ya más bien una
especie de regla monástica, en que bajo rúbricas separadas se catalo-
gan los preceptos y consejos atinentes a los novicios o postulantes
para su mejor formación, a los maestros de espíritu para el ejercicio
eficaz de su cargo y a los hermanos profesos que viven en comunidad
para su aprovechamiento. Todos los pormenores, pues, de la vida ce-
nobítica están cuidadosamente previstos en esta regla, así los relativos
al orden material—habitación, vestido, comida, plan o distribución
del tiempo, etc.— , como los que más directamente atañen a la vida
espiritual: disciplina ascética del novicio, ritos de la iniciación, toma
de hábito, virtudes, prácticas de devoción y mortificación, oración y
canto religioso, obras de caridad y beneficencia, grados de perfección,
carismas y moradas místicas. Del Tadbiraí sólo aprovechamos sus úl-
timos artículos, que son un breve esquema de las reglas ascéticas que
más tarde Abenarabi había de desarrollar plenamente en su Amr y
con las cuales, por eso, coinciden casi siempre. Esta coincidencia tie-
ne, sin embargo, el valor documental, a que antes aludí, para demos-
trar que su doctrina ascética y mística Abenarabi la concibió ya en
España, antes de su expatriación a tierras orientales. El brevísimo
opúsculo titulado Cunh es una especie de memorándum de los más
esenciales consejos y prácticas que debe observar el novicio, relativas
a la distribución del tiempo, examen de conciencia, meditación de la
muerte, virtudes, etc. Finalmente, los dos últimos opúsculos, Mawaqui
y Anwar, nos documentan muy al pormenor acerca de la doctrina mís-
tica de Abenarabi: el primero es, en efecto, un estudio detenido de
todos los carismas o favores divinos (visiones, locuciones, revelacio-
nes y milagros) que el místico recibe como fruto de sus virtudes; el
segundo puntualiza los varios grados de contemplación mística, sus
disposiciones previas y el método por el cual se logra el ejercicio es-