Page 136 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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       piritual de la soledad, su fruto, que es el éxtasis, y la unión transfor-
       mante.
          Por las razones que antes insinué, he prescindido de explotar la
       más copiosa mina de informaciones ascéticomísticas, que es  el Fo-
       tuhat, cuyos cuatro enormes tomos tratan todos los temas esbozados
       en los opúsculos que aprovecho (1). Una excepción tan sólo me he
       visto obligado a admitir respecto  al uso del Fotuhat, porque  lo he
       creído indispensable para estudiar la doctrina del amor místico, insu-
       ficientemente expuesta en aquellos opúsculos.
          Para el aprovechamiento de las fuentes, en vez de insertar los do-
       cumentos textuales traducidos en la trama de la exposición doctrinal,
       he creído preferible relegarlos, íntegros y separados, al fin de ésta, a
       guisa de apéndices, que constituirán la parte m del libro; de tal ma-
       nera, la exposición doctrinal podrá ser seguida más cómodamente sin
       solución de continuidad, a reserva, como es natural, de consignar en
       cada tema las referencias a los textos para su necesaria comproba-
       ción documental (2).
          La exposición doctrinal podrá también, de este modo,  ir acompa-
       ñada de sugestivos cotejos con las doctrinas y métodos del monacato
       cristiano oriental, que ayudarán a resolver el intrincado problema his-
       tórico de los orígenes de la espiritualidad islámica, tan discutido entre
       los especialistas, según insinuamos ya en la Introducción.
          El islam y, por lo tanto, su espiritualidad, nacen en un medio geo-
       gráfico—Arabia, Siria, Egipto y Persia— que es el corazón de la cul-
       tura antigua y el estadio en que convivieron las más varias y encontra-
        das ideas religiosas y filosóficas: de una parte, el neoplatonismo ale-
       jandrino, el cual fué, al par que una filosofía, una teosofía y una teur-
       gia (al menos, en sus más tardíos representantes, Jámblico y Proclo)
       el gnosticismo, por otro lado, nacido de una mixtión abigarrada de ele-

         (1)  Cfr. supra, parte primera, cap. IV.
         (2)  En esas referencias, los números de las páginas citadas corresponden
       a las del texto árabe respectivo, que en nuestra traducción reproducimos siem-
        pre entre  [] para su más fácil búsqueda.
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