Page 141 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Aunque Abenarabi atribuye exclusivamente a la sola luz sobrena-
tural de la fe todo conocimiento cierto y repudia, según sabemos (lj,
a la razón natural como criterio de verdad en cualquier investigación,
es obvio que de hecho la ascética, tal como hemos dicho que la conci-
be, estará parcialmente integrada por ciertos principios tomados de
la teología dogmática, de la moral religiosa y de la psicología. No
desciende, por suponerlos bien conocidos, a desenvolver esos princi-
pios. Limítase a enumerarlos someramente, para condenar, como ya lo
hizo Algazel, el excesivo prurito de la erudición teórica, peligroso en
la vida espiritual. El devoto debe contentarse con aprender tan sólo
los principios dogmáticos, morales, rituales y ascéticos que le sean
indispensables en cada momento o estado (2).
No quiere esto decir que falte en las obras de Abenarabi la doc-
trina ascética sobre los vicios y sus virtudes opuestas; pero como, a
diferencia de Algazel, escribió más para los devotos, consagrados a
la vida espiritual, que no para el vulgo de los simples fieles, da casi
siempre por conocidas de aquéllos las reglas de corrección y enmien-
da de los hábitos morales, que Algazel había divulgado en la tercera
parte de su Ihía, y consagra en cambio casi todo su empeño a la doc-
trina mística.
La base ética de su doctrina espiritual huelga decir que está en la
de Aristóteles, tradicional en el islam. Un compendio de esa ética exis-
te, atribuido a Abenarabi, que ninguna novedad ofrece para ser aquí
analizado y que por su tono racionalista o arreligioso tiene además
todas las apariencias de ser apócrifo o pseudónimo (3).
(1) Cfr. Caracteres generales de su sistema, § 3.
(2) Mawaqui, 35, 53-55.
(3) Se titula Kitab al-Ajlac (edic. Cairo, sin fecha) y consta de 60 pá-
ginas en 8.° No es, para mi, segura su autenticidad, porque en el texto falta
toda alusión a sus otros libros, y la doctrina moral que contiene carece de sen-
tido religioso; cosa inexplicable, dada la época de la vida de Abenarabi en
que el editor supone que fué redactado este opúsculo, es decir, el año 591
(antes de su marcha a oriente), cuando ya se había iniciado en la teoría y
práctica del sufismo (Cfr. supra, parte primera, cap. II.°). Ni es razón en pro de
su autenticidad el hecho de que en el Fotuhat (IV, 595-6) cite Abenarabi por
suyo un breve opúsculo de igual título, como redactado por él en dicha fecha.