Page 326 - Fantasmas
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FANTASMAS



         to unos  pantalones.  Durante  un  instante  nuestros  ojos se  en-
         contraron,  los suyos  con  una  mirada  desapasionada  y que me
         resultaba  extraña.  Apoyó una  mano  en  la cadera  de mi madre
         con  gesto posesivo.  Entonces  se  cerró  la puerta y no  pude ver-
         los más.                                   E         :
              Fui a la otra  habitación,  me  senté  en  el borde  de la cama
         y me  puse  los tenis.  El viento  gemía bajo los aleros  del tejado.
         Me sentía  melancólico  y algo indispuesto,  quería irme a casa  y
         no  se  me  ocurría  qué hacer.  Al ponerme  en  pie vi la máscara
         verde  hecha  de hojas de seda, vuelta  de nuevo  hacia  el espejo.
         La cogí y la froté con  los dedos índice y pulgar, notando  su  sua-
         vidad  resbaladiza  y, casi sin pensarlo,  me  la puse.




              Mi madre  estaba  en  el salón,  recién  duchada.
              —Eres  tú —dijo—.  Muy dionisiaco,  muy Pan.  Debería-
         mos  ponerte  una  toalla  a modo  de túnica.
              —Estaría  bien, hasta que  empezara  la hipotermia.
              —Hay corriente  aquí, ¿verdad?  Tendríamos  que  encen-
         der un fuego. Uno  de nosotros  tiene que ir al bosque por leña.
              —No  puedo imaginarme  quién será.
              —Espera. Ya lo sé. Propongo un juego, será emocionante.
              —Desde  luego, no  hay nada  que  anime  más  una  maña-
         na  que pasear  por el bosque buscando  leña.
              —Escucha,  no  te alejes del sendero.  Los niños  que lo ha-
         cen  nunca  encuentran  el camino  de vuelta.  Además,  y esto  es
         lo más  importante  de todo, no  dejes que nadie  te vea  a no  ser
         que lleve máscara.  Cualquiera  que lleve máscara  se  está escon-
         diendo  de la gente  de la baraja, como  nosotros.
              —Si los bosques  son  tan  peligrosos  para  los niños,  qui-
         zá debería  quedarme  aquí y papá o tú ir en  mi lugar. ¿Es que
         no  va  a salir nunca  del dormitorio?
              Pero  mi madre  negaba con  la cabeza.




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