Page 386 - Fantasmas
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FANTASMAS
de su interior cayó un pájaro muerto. El cuerpo estaba en-
juto y reseco y tenía los ojos hundidos en el cráneo, de ma-
nera que las cuencas vacías parecían quemaduras de cigarri-
llo. Me sobrevino una gran arcada y la boca se me llenó de
sabor a bilis. A ,
Entonces Morris me cogió por el hombro y me dirigió
hacia las escaleras.
—Así no lo vas a encontrar —dijo—. Por favor, siéntate,
Nolan.
Me senté en el último escalón, luchando por contener el
llanto. Todavía esperaba ver a Eddie aparecer en cualquier mo-
mento, en alguna parte —<carajo, te lo has tragado»—, pero al
mismo tiempo algo dentro de mí sabía que no sería así.
Tardé un tiempo en darme cuenta de que Morris estaba
arrodillado delante de mí, como un hombre que se dispone a
proponer matrimonio a su novia. Me miraba con fijeza.
—Tal vez si lo volvemos a montar empezará otra vez la
música. Y puedes entrar a buscarle —dijo—. Pero no creo que
puedas salir. ¿Lo entiendes, Nolan? El interior es más grande
de lo que parece. —Seguía mirándome con sus ojos como pla-
tos, y después dijo con serena firmeza—: No quiero que en-
tres, pero si me lo pides volveré a montarlo.
Lo miré y sostuvo mi mirada con la cabeza ladeada y en
actitud atenta, como un pájaro carbonero en la rama de un ár-
bol escuchando la lluvia caer entre las ramas. Me lo imaginé
montando con cuidado de nuevo las cajas que habíamos des-
montado en los últimos diez minutos... y después me imagi-
né la música, esta vez rugiendo a todo volumen: «¡SE METIÓ
EN EL ARCA Y AL CHAPARRÓN VENCIÓ!» Pensé que si comen-
zaba a sonar otra vez sin previo aviso chillaría sin poder evi-
tarlo.
Negué con la cabeza y Morris me dio la espalda y con-
tinuó desmontando su creación.
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