Page 51 - Ominosus: una recopilación lovecraftiana
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—¿Alguna vez has oído hablar de Mamá Hidra, Frank? A

                        esa es a quien decía ese chúntaro que estaba rezando.
                            —Llámame cuando se te acaben las tonterías —dije—. Y
                        no hace falta que lo diga, pero el detective Burke no será ni la
                        mitad de comprensivo que yo.

                            —Por Dios, Frank. Espera un puñetero segundo. No es más
                        que mi forma de contar historias, ¿vale? Ya lo sabes. Empiezo
                        por el principio. No me dejo nada.


                    Estos son solo unos pocos ejemplos de lo que cualquiera encontrará si se
               toma el tiempo de buscar. Hay muchos más, lo puedo asegurar. Las páginas

               de  mis  copias  de  las  novelas  de  Theo  Angevine  están  todas  arañadas  con
               subrayador amarillo.
                    Y todo deja más preguntas que respuestas.
                    Pensad lo que queráis. O no. Supongo que un freudiano se lo pasaría en

               grande con esto. Yo lo que supiera de Freud lo olvidé antes siquiera de salir
               de la universidad. Resultaría un consuelo, supongo, si pudiera despachar el
               destino de Jacova como el resultado de una abrumadora histeria edípica, con
               el océano proyectado aquí como la gran madre primigenia, ser salvador que al

               final  se  abre  para  ofrecer  la  liberación  y  el  perdón  en  la  muerte  y  la
               disolución.



                                                            §



               Empiezo a caminar por una avenida en concreto y luego, inevitablemente, me
               doy la vuelta y corro, con el rabo metido entre las piernas. Mis recuerdos. El
               vídeo del Instituto de Investigaciones del Acuario de la Bahía de Monterey.
               Jacova y las novelas de misterio de su padre. Rasco la superficie y después

               aparto la mano para asegurarme de que no he perdido un puto dedo. Mezclo
               metáforas de la misma forma que he mezclado el tequila y el whisky escocés.
                    Si, como escribió William Burroughs, «el lenguaje es un virus del espacio

               exterior», entonces ¿qué demonios se supone que eras tú, Jacova?
                    Una epidemia del inconsciente colectivo. La peste negra de la creencia.
               Una vacuna para la amnesia cultural, podría haber dicho ella. Y así llegamos
               de  nuevo  a  Velikovsky,  quien  escribió:  «Los  seres  humanos,  alzándose  de
               alguna  catástrofe,  despojados  de  la  memoria  de  lo  que  había  ocurrido,  se

               consideraron creados del polvo de la tierra. Todo el conocimiento sobre los






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