Page 191 - La sangre manda
P. 191

6


               Del informe de Holly Gibney para el inspector Ralph Anderson:
                    Todavía 16 de diciembre. Estoy en el aeropuerto. He llegado temprano,
               así que dispongo de un rato. En realidad, bastante tiempo.

                    [Pausa.]
                    Me  parece  que  lo  he  dejado  después  de  decir  que  reconocí  al  doctor
               Morton de inmediato. Nada más abrir la boca, como quien dice. Me explicó
               que había consultado a su abogado después de nuestra última sesión —por

               curiosidad, añadió— para comprobar si yo estaba en lo cierto al afirmar que
               ponerme en contacto con el terapeuta de otro paciente no representaría una
               infracción ética.
                    «Por lo visto, las cosas no están muy claras a ese respecto —dijo—, así

               que  no  lo  hice,  sobre  todo  porque  usted  decidió  interrumpir  la  terapia,  al
               menos conmigo. Pero la llamada que recibí ayer de un psiquiatra de Boston,
               un tal Joel Lieberman, me llevó a reconsiderarlo».
                    Ralph, Carl Morton tuvo de hecho noticia de otro posible visitante hace

               más de un año, pero no me llamó. Por timidez. Como persona tímida que soy
               yo misma, eso puedo entenderlo, pero me saca de quicio de todas formas. Tal
               vez  no  debería,  porque  entonces  el  señor  Bell  aún  no  sabía  nada  de
               Ondowsky, pero aun así…

                    [Pausa.]
                    Me estoy adelantando. Perdona. Veamos si puedo mantener un orden.
                    En  2018  y  2019,  el  doctor  Joel  Lieberman  atendía  a  un  paciente  de
               Portland,  Maine.  Ese  paciente  tomaba  el  Downeaster  —supongo  que  es  un

               tren— para acudir a sus sesiones mensuales en Boston. El hombre, Dan Bell,
               se  llama,  era  un  anciano  que  al  doctor  Lieberman  le  parecía  totalmente
               cuerdo, salvo por su firme convicción de que había descubierto la existencia
               de una criatura sobrenatural, a la que él llamaba «vampiro psíquico». Según el

               señor Bell, esa criatura rondaba por ahí desde hacía mucho tiempo, al menos
               sesenta años, quizá muchos más.
                    Lieberman asistió a una conferencia que dio el doctor Morton en Boston.
               El verano pasado, o sea…, en 2019. Durante esa conferencia el doctor Morton

               expuso el caso de «Carolyn H.». En otras palabras, el mío. Dijo que si entre
               los presentes había alguien que tuviera algún paciente con delirios similares,
               se pusiera en contacto con él, como yo le había pedido. Lieberman lo hizo.





                                                      Página 191
   186   187   188   189   190   191   192   193   194   195   196