Page 187 - La sangre manda
P. 187
16 de diciembre de 2020
1
Holly se levanta a las tres de la madrugada. Ya tiene hecha la maleta e
impreso el billete de Delta, no tiene que estar en el aeropuerto hasta las siete,
y el desplazamiento es corto, pero no puede dormir. De hecho, le parece que
no ha pegado ojo, pero su Fitbit registra dos horas y treinta minutos de sueño.
Poco profundo y escaso, pero se las ha apañado con menos.
Toma un café y un yogur. La bolsa de viaje (para llevar en cabina, por
supuesto) la espera junto a la puerta. Telefonea a la oficina y deja un mensaje
para Pete en el que le avisa de que no irá al despacho hoy ni quizá durante el
resto de la semana. Se trata de un asunto personal. Se dispone a poner fin a la
llamada cuando se le ocurre otra cosa.
—Por favor, pídele a Jerome que le diga a Barbara que, para la parte de
«ficción» de su trabajo sobre la investigación privada, debe ver las películas
El halcón maltés, El sueño eterno y Harper, investigador privado. Las tres
están en mi colección. Jerome sabe dónde guardo la llave de reserva de mi
apartamento.
Hecho esto, abre la aplicación de grabación de su móvil y reanuda el
informe que está elaborando para Ralph Anderson. Empieza a pensar que,
finalmente, quizá sí tenga que enviárselo.
2
Aunque Allie Winters es la terapeuta de Holly, y la trata desde hace años,
Holly, tras regresar de sus siniestras aventuras en Oklahoma y Texas, llevó a
cabo ciertas indagaciones y dio con Carl Morton. El doctor Morton había
escrito dos libros sobre casos reales, similares a los de Oliver Sachs pero
demasiado clínicos para convertirse en superventas. No obstante, Holly pensó
que era el hombre indicado, y además vivía relativamente cerca, así que se
puso en contacto con él.
Página 187