Page 107 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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118 S. P erea Y ébenes
Acerca de ¡a categoría temporal
Antes de todo conviene distinguir el tiempo como realidad
axiomática, el tiempo en el que sucede, irrepetible, y el tiempo del
historiador, es decir, un tiempo comprensible, reelaborado por él en
este mismo momento intelectualmente. Cuanto más libre de subjetivi
dad, el historiador estará más cerca de aquella realidad primera que lo
hace cognoscible, algo así como «el plasma mismo en que se bañan los
fenómenos, el lugar de su inteligibilidad».2 Pero la aprehensión del
tiempo real en Historia Antigua no puede conseguirse ahora, en un
tiempo tan distante, fragmento de un continuum perpetuum en la vida
de los hombres, un movimiento que implica necesariamente relatividad,
realidad incompleta, cuyo significado primordial sería un imposible.
El tiempo en historiografía será pues, en mayor o menor medida, un
tiempo reutilizado, reinventado.
Transcurrido el tiempo, se ha dicho, cualquier historiador actual tie
ne mayor experiencia histórica que sus predecesores,3 más informa
ción, por ejemplo, sobre los griegos, sus leyes, su organización o su
poética, que la que los griegos tuvieran de sí mismos. La perspectiva
temporal puede actuar así como catalizador de experiencias, como fuente
histórica. La Historia Antigua tiene, por su propio contenido y su acota
ción temporal, una responsabilidad, ignoro si admitida o asumida, res
pecto a los orígenes que la hace singular. No trataré aquí la cuestión de
hasta qué punto la Historia Antigua es, o puede/debe ser, paradigma del
modo de hacer historia.
Para M. Bloch la historia es «una ciencia de los hombres en el tiem
po»,4 frase que interpreto como relativa a una ciencia que estudia una
sociedad en cambio, si es que se admite que todo tiempo absoluto es
irrepetible. El tiempo en historia no es pura medida (como en las cien
cias físicas), pura cronología, sino que es una realidad en movimiento
irreversible e interesa más su incidencia (continuidad o ruptura) en el
proceso histórico que enmarca y en la estructura social que lo protago
niza.5 Pero cuando esa dinámica de lo social en lo temporal intenta ser
2 M. Bloch, Introducción a la historia, México 1952, 26; y A. Heller, Teoría de la historia,
Barcelona 1982, 45-49.
3 M.I. Finley, «El progreso en la historiografía», en Historia Antigua. Problemas metodológicos,
Barcelona 1986,13.
4 Bloch, op. cit. 25-26.
5 S. Bagu, Tiempo, realidady conocimiento, México 1970, 104.