Page 189 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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Durante los dos primeros siglos del Imperio no hubo una
historiografía vinculada a la cristiandad como grupo, pero cuando
Constantino reconoce oficialmente el Cristianismo la historiografía tras
ciende al acto singular de narrar para narrar algo determinado: la difu
sión de la verdadera iglesia apostólica y su consolidación frente a here
jías y persecuciones,3 convirtiéndose en instrumento de una ideología
que se organizaba paralelamente al Estado, a quien paulatinamente iba
arrebatando competencias.
La historiografía precristiana no reflexionaba acerca del destino
humano en sus últimas consecuencias. El tiempo continuum era sólo
una prueba, una medida, de la experiencia de los actos humanos, todo
lo más un argumento sobre la transitoriedad de la vida y una recomen
dación a la prudencia y temeridad al futuro. El status de la historiografía,
que entre los griegos era bastante impreciso, se convierte con los cris
tianos en filosofía (hecho impensable entre los griegos) y además en
teología que indagaba y dirigía el destino humano. Cuando la ideología
utiliza, además de los cauces políticos (civiles), los sentimientos indivi
duales religiosos, se produce un flujo conceptual sociedad-individuo que
los impregna y los cimenta como grupo, y me atrevo a decir como clase.
La historiografía cristiana de mediados del siglo III se reparte entre
una visión de crisis y catástrofes a corto plazo4 y un futuro próspero
para Roma, una regeneratio Imperii, basados en un nuevo orden mo
ral,5 realidad que ya se evidencia desde inicios del siglo IV (reforma
fiscal y militar, mejoras agrarias)6 y que tiene su reflejo en producción
historiográfica: en el 312 se publica la Historia Eclesiástica de Eusebio
3 G. Puente Ojea, op. cit., 278 afirma que la «paz constantiniana» fue el momento en que
culmina el proceso ideológico iniciado por Pablo y los evangelios. Sería mejor ver en ese
momento el punto de arranque de una auténtica ideología de poder, del que la propia
Iglesia ya era consciente a finales del siglo ΙΠ. W.H.C. Frend, Martyrdom and Persecution
in the Early Church. A Study ofa Conflict from the Maccabées to Donatus, Oxford 1965;
y J J. Sayas, «La tolerancia religiosa y sus diversas aportaciones», Hispania Antiqua, 4,
1973,223-231. Sobre la Iglesia africana y sus relaciones con Roma en época de Agustín:
J.F. Merdinger, Rome and the African Church in the Time cf Augustine, Yale U.P., New
Haven, 1997.
4 Cipr., Ad Demetrianum epistola, 3. G. Alföldy, «Der heilige Cyprian und die Krise des
römischen Reiches«, Historia, 22, 1973, 479.
5 Orig., Contra Celsum 8,69; Tertul. Apol. 39,2. J. Straub, «Christliche Geschichtsapologetik
in der Krisen der römischen Reiches», Historia, 1950, 52 ss.
6 J. Fernández Ubifla, La crisis del siglo Illy el fin del mundo antiguo, Madrid 1982, 26. Una
opinión contraria, que las refoimas constantinianas aceleraron la crisis en F.W. Walbank, La
pavorosa revolución. La decadencia del Imperio Romano en Occidente, Madrid 1978,95 ss.