Page 192 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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Pero aparte de ese ejemplo particular del uso del tiempo en el método
histórico, me interesa mostrar ya, por no extenderme en exceso, la
implicaciones de la temporalidad en la filosofía cristiana de la historia
entendida como una ideología.
Los estudios, incluso recientes, elaborados por los historiadores o
pensadores cristianos no dudan que, frente a la nueva temporalidad
cristianan, los griegos concebían el tiempo inequívocamente cíclico,
recurrente y repetitivo.14 El tiempo, dicen, es vivido como un eterno
presente, un círculo en el que la historia gira sin principio ni fin some
tida a un eterno retomo.15 En Séneca hay, sin embargo, una noción
contraria de la temporalidad:
No observáis el tiempo que se os ha pasado, y así gastáis de él como de
caudal colmado y abundante, siendo contingente que el día que tenéis deter
minado para alguna acción sea el último de vuestra vida. Teméis como morta
les todas las cosas, y como inmortales las deseáis. Oirás decir a muchos que
llegando a cincuenta años se han de retirar a la quietud, y que a los sesenta se
les eximirá de todos los oficios y cargos (Sen., De brev. vitae, IV).
Para los cristianos que aceptaron de buen grado la filosofía senequista,
la temporalidad es contingente, y lo es en fruición de la experiencia de
la existencia de Dios; temporalidad es espera y esperanza de cumpli
miento del proyecto divino,16 vinculado a la purificación (katársis), y
14 J. A. García Junceda, La cultura cristiana y San Agustín, Madrid 1986, 21; O. Cullmann,
Le Christ et le Temps. Temps es histoire dans le christianisme primitive, Neuchâtel, 1974;
y una comparación entre el concepto platónico y aristotélico de tiempo con la noción
agustiniana de la historia en R.E. Cushman, «Greek and Christian Views of Time», The
Journ. of Rel., 33, 1953, 254-265.
15 El principal argumento a favor de un eterno retomo en M. Eliade, El mito del eterno retomo,
1982-48, libro del que A. Momigliano, («El tiempo en la Historiografía Antigua», en l.HG.
1984, 74) dice «encontrar mucho para reír» (ver la recensión en RSI, 71,1959,484-86, y
Terzo Contributo, 755-758). La severa opinión de Momigliano respecto a Eliade se con
tradice en ese mismo ensayo, pág. 92 nota 45, donde elogiosamente se cita un trabajo de
Eliade («Primordial Memoiy and Historical Memoiy», History of Religions, 2 ,1962,320
ss.) anterior por tanto a El mito del eterno retorno, y donde desarrolla los mismos postula
dos. El distanciamiento entre ambos sin embargo me parece obvio: Eliade habla de un
tiempo mítico (poético e irracional) mientras que Momigliano habla de un tiempo histórico
(objetivo y racionalizable).
16 G. Thilis, «Espérance et sens chrétien de l’histoire», Lumen Vitae, 9, 1954, 493-502; R.
Flórez, «Temporalidad y tiempo en la Ciudad de Dios», CD, 167, 1954, 169-186; C.
Tresmontant, La métaphysique du Chistianisme et la naissance de la philosophie
chrétienne, Paris 1962.