Page 197 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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M itos griegos e H istoriografía A ntigua                    211
     aspecto de los «juicios de Dios»34 refiriéndose al hecho del saqueo de
     Roma del 410 por Alarico. Para Orosio las migraciones bárbaras eran
     el más evidente de estos juicios de Dios, pero también lo eran las acti­
     tudes anticristianas de emperadores como Valeriano, Juliano o Valente,
     que habían acarreado plagas y castigos. Sin embargo Orosio es en cier­
     to modo optimista, pues ve en los bárbaros los posibles restauradores
     del orden romano,35  como también lo pensaba San Jerónimo. Orosio,
     al convertir todo el proceso histórico en historia sagrada, reduce la ven­
     ganza divina sobre hechos o personas concretas y la idea de decadencia
     se esfuma. Esta concepción es similar a la de Agustín. En otro orden de
     cosas Orosio recoge criterios ya sustentados por Eusebio de Cesarea,
     Juan Crisóstomo, Aurelio Prudencio, Ambrosio o  Jerónimo, favora­
     bles al Imperio (cristiano). Señala que los cuatro Reinos del sueño de
     Daniel son Babilonia, Cartago, Macedonia y Roma, y cree que este
     último es un instrumento divino para proteger el mundo cristiano con­
     tra el caos, de modo que para él romano y cristiano son términos equi­
     valentes y la mitad del Imperio es la consecuencia necesaria de la uni­
     dad de Dios (Hist. V, 2; VI, 22.8). En la historiografía romana había
     surgido ya con anterioridad a los autores cristianos la idea cíclica de la
     historia.36 Trogo Pompeyo (época de Augusto) estableció una rotación
     de Imperios de Oriente a Occidente: Asiría, Media, Persia, Macedonia
     y Roma, mientras que para San Jerónimo los imperios del sueño de
     Daniel eran el Asirio-babilónico, el Medo-persa, el Macedonio y el
     Romano. Pero ya en la segunda mitad del siglo III, el pagano Porfirio


     34 S. Mazzarino, IIpensiero storico classico, Bari 1968, 51. Acerca de la magia, y su interpre­
        tación, en la obra de Agustín: A.  Mandouze, «Saint Augustin et la religion romaine»,
        Recherches Augustiniennes, I, Paris, 1958,127-223; P. Brown, «Sorcery, Demons and the
        Rise of Christianity: from the Late Antiquity into Middle Ages», Religion and Society in
        the Age of St.Augustine, London  1972,  119-146;  M. Dulaey, Le rêve dans la vie et la
        pensée de Saint Augustine, Paris 1973 ; M. Dulaey, « Songe et prophétie dans les Confessions
        d’Augustin. Du rêve de Monique a la conversion au jardin de Milan», Sogni, visioni e
       profezie. Augustinianum 29 ,1989, 379-391 ; J. Doignon, «Oracles, prophetes, ‘on dit’ sur
        la chute de Rome (395-410). Les réactions de Jérôme et d’Augustin», REAugust. 36,1990,
        1-2; P. Cambrone, «Le vol des poires, Augustin, Confessions II, 4, 9-X,  18», REL 71,
        1993, 228-238. Sobre Agustín y la adivinación: G. Marasco, «Agostino e l’aruspice di
        Cartagine», L’Africaromana, ΧΠ, Sassari 1998,  1555-1564.
     35 A. Schindler, «Augustine and the History of the Roman Empire», Studia Patrística, Louvain
        1989, 326-336.
     36 N. Santos Yanguas, «La concepción de la historia en Roma como sucesión de edades en los
        historiadores latinos», CFC17,1981-1982,173 ss.
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