Page 198 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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había cuestionado que El libro de Daniel pronosticase el fin de Roma,
pues observó con acierto que la última de las cuatro monarquías corres
pondía al imperio Seléucida.37
Orosio es consciente de la reconciliación de amplios sectores roma
nos con los bárbaros y la conversión de muchos de éstos al cristianis
mo. Así todo proceso histórico guiado expresamente por Dios se con
vierte en una «historia de salvación», esto es, de pruebas y sufrimientos
de todo tipo. En contra de los paganos, señala que las calamidades no
se deben en absoluto a los cristianos, sino que éstas han existido siem
pre y ahora son incluso más soportables. Orosio se muestra superior a
Agustín como historiador pues la propia grandeza de Roma, sus triun
fos y expansión se verificaron siempre a costa del sufrimiento ajeno.
Como han señalado algunos historiadores, la coincidencia entre el na
cimiento de Cristo y el gobierno de Augusto supone la definitiva elabo
ración del «monoteísmo político»38 ya esbozado por los apologistas.
El pensamiento pagano de Occidente se reduce a círculos aristocrá
ticos donde hombres como Rutilo todavía confían en una Roma eterna.
Pero en Oriente, Zósimo escribe su Historia Nova donde de nuevo aso
cia la ruina del imperio romano con la victoria del cristianismo, desde
Constantino. Para Zósimo el triunfo el cristianismo no es una mera re
flexión como historiador sino una profunda melancolía por el pasado.
Por estas fechas vivió también Prisco,39 que conocerá personalmen
te a Atila y Ginserico. Para él la decadencia de Roma se atribuye a esa
barbarización del imperio.
Mientras tanto Salviano40 (400-470) en Occidente subraya sin re
servas la pureza de los bárbaros en una especie de anticipo del «buen
salvaje» y preconiza el mantenimiento de buenas relaciones con ellos,
37 M. Espadas Burgos, La periodization de la historiografía romana, Madrid 1961, 111 ss..
Para un conocimiento más amplio de la concepción histórica bíblica, K. Lowith, El sentido
de la historia, «La civitas de San Agustín y la teología bíblica de la historia», en ECD,
1954, 350 ss.
38 E. Peterson, Der Monotheismus als politischen Problem, Leipzig 1935; K. Lowith, op. cit.,
25.
39 E.R. Dodds en la obra citada más arriba, especialmente 137 ss., ha trazado un panorama del
ambiente político-intelectual de la lucha y diálogo entre paganos y cristianos. A este traba
jo remito sobre las figuras paganas más importantes de la época, como Plotino, Porfirio,
Símmaco, Orígenes, Celso, etc.
40 J.M. Blázquez, «La crisis del Bajo Imperio de Occidente en la obra de Salviano de Marsella.
Problemas económicos y sociales», Gerión 3,1985, 157 ss.; F.W. Walbank, Im pavorosa
revolución. La decadencia del Imperio Romano de Occidente, Madrid 19812.