Page 229 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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XX, que tiene la virtud de mostrar un común criterio analítico tanto
para Heródoto como para William James.
En «Los orígenes de la Historia Universal» (c.III) Momigliano hace,
con la misma técnica, un repaso sobre ese ímprobo esfuerzo de los
hombres (de los intelectuales de las culturas antiguas) por explicar la
universalidad de su mundo, buscando comunes denominadores en las
obras de Hesíodo, el Libro de Daniel, Polibio, o las Historiae Philippicae
de Pompeyo Trogo, entre otros; presenta al final una cuidadosa y valio
sa bibliografía (págs. 89-98) sobre este tema.
La religión romana, siempre con las inevitables adherencias greco-
helenísticas, es estudiada aquí por Momigliano en varios capítulos: el
IV sobre los «esfuerzos teológicos de las clases altas romanas» en el
último siglo republicano; en los caps. XII y XIII llevando ese modelo a
documentos más tardíos, en una carta a Séneca y la vida de Santa
Macrina según Gregorio de Nisa. En otros capítulos, como el dedicado
a la religión en Atenas, Roma y Jerusalem (c.V) y otro sobre «la oposi
ción religiosa al Imperio Romano» (c.VIII), Momigliano muestra siem
pre su intención abierta de poner en un mismo plano «el ejemplo ju
dío», trayendo a primer término fuentes judías, de modo que, posible
mente, aumenten más de lo debido el papel diplomático o socio-políti
co de los judíos en el Imperio romano; si bien el argumento de lo que
podríamos llamar «la reivindicación excesiva de las fuentes judías»
está plenamente justificado en un estudio dedicado a «las desventajas
del monoteísmo para un Estado universal» (c. EX).
Un capítulo, de diseño «enciclopédico» pero valioso por su síntesis,
es el dedicado a «la religión romana imperial» (c. XI), intentando situar
correctamente, en su verdadera medida, el papel de las religiones orien
tales, redéfinir lo que es «religión oficial», tradicional, y «pensando» el
papel del culto imperial, con interesantísimas opiniones que tienen com
plemento en otro trabajo, incluido en este mismo libro, acerca de «cómo
se convirtieron en dioses los emperadores romanos» (c. VI). Éste como
otros capítulos, por ejemplo el dedicado a «biografía antigua y reli
gión» (c.X), parten siempre de una valoración historiográfica de aque
llos libros que han tratado antes el mismo tema. La opinión de
Momigliano sobre algunos colegas es a veces despiadada, otros juicios
se nos antojan breves, incompletos, pero son casi siempre certeros.
En este libro se incluyen también algunas de laspremesse o elemen-
tos/argumentos para una discusión a fondo sobre la obra de algunos