Page 264 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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La venganza de Apolo no se hizo esperar: abatió a los Cíclopes, que en
esta saga son seres mortales, pues eran los «foijadores del rayo divino
(de Zeus)». Pero fue una venganza inútil que no hizo sino desatar nue
vos conflictos y esclavitudes divinas.
Asclepio, ya difunto, fue arrebatado al cielo, tal como ilustra el gra
bado de Nikola Dimitrov; y fue convertido en Constelación: El
Serpentario, el Vigilante de la Serpiente, es decir Ophiucus. El grabado
muestra sin embargo a Asclepio en carro, asunto del que nada dicen las
fuentes. Vemos carros alados en el mito de Eveno, rey de Etolia a quien
Poseidón dio un carro alado para perseguir al raptor de su hija, y en el
mito de Jasón, en el que Medea, tras inmolar a los hijos que había
tenido del héroe, huye del fuego del palacio real en un carro maravillo
so, alado, regalo del Sol, que la elevó por los aires. Sin embargo creo
que, ante la obra de Nikola Dimitrov, acude a la mente del espectador
la imagen tópica de la ascensión celeste del profeta Elias (2 Re. ΓΓ, 11)
«en un carro de fuego y caballos de fuego arrastrado por un torbelli
no», pues aquí las plumas al viento sugieren un carro encendido
tirado por un caballo vestido, enmascarado, para protegerse del cli
ma celeste -¿incandescente por el Sol o bien invadido con el frío pro
pio de las regiones de la muerte, del Hades?-, en carrera imparable
hacia el otro lado del plano pictórico, invadiendo el espacio del propio
espectador.
La Constelación de Ofiuco, que algunos diletantes de la astrologia
pseudocientífica dicen haber descubierto recientemente, era ya, en efec
to, conocida en la Antigüedad, y reproducida en todos los mapas celes
tes del Medievo y de la Edad Moderna. A estos testimonios, algunos de
ellos vertidos al español por primera vez, me refiero ahora, pues Ofiuco
es epifanía de Asclepio, ahora Serpiente Celeste. Quizá por esta razón
algunos tratados astrológicos antiguos atribuyen a los theriodektai ca
pacidad para curar las mordeduras de serpientes venenosas, y los auto
res que los citan, Manilio (Asir. V, 390-394) y Fírmico Materno (VIII,
15, 1), relacionan a estos curanderos con Ofiuco, la Serpiente Celeste
(y por tanto a Asclepio), que preside el nacimiento de los «encantado
res de serpientes» y los conocedores de sus poderes y de sus antídotos,
hechos de hierbas, que aplicaban tras una consulta horoscopica.
Para finalizar quiero recordar los textos antiguos que hacen referen
cia a Asclepio como Serpiente Celeste, como médico, conocedor de
los fármacos (venenos) y guardián de la eterna juventud.