Page 53 - Lo Inevitable del Amor
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te lo tomes como algo personal.
—Pues es justo como me lo he tomado.
—Lo suponía, pero yo no me he metido contigo. Me pidieron en la revista una
opinión sobre tu trabajo y me he limitado a darla.
—Yo lo único que he visto en tu artículo es resentimiento.
—¿Resentimiento?
—Sí, estás resentida porque tú nunca has tenido talento y ahora te dedicas a
escribir para fastidiar a los que sí lo tenemos.
—En eso sí llevas razón. Creo que tienes mucho talento, lástima que esté tan
desperdiciado.
—¿Desperdiciado? Tú eres una simple decoradora y yo tengo uno de los
estudios de arquitectura más importantes de España.
—Eso es verdad. Has ganado dinero haciendo eso que haces y me parece
muy bien, pero…
—¿Pero qué?
—Que yo que conozco tu capacidad esperaba mucho más de ti.
—¿Y qué esperabas de mí?
—Que no hubieras cogido siempre el camino más fácil.
Después de la llamada que recibí del bufete neoyorquino, encargué a Óscar que
investigara quién es la tal Rocío Hurtado con la que me vi en Barcelona en
aquella supuesta delegación de Skadden. No ha encontrado nada. Lo que no
entendemos ni mi marido ni yo es por qué sabía que Gene era mi padre, por qué
conocía la deuda del estudio y por qué sabía que yo iba a heredar. Le di a Óscar
también la dirección del piso al que fui suponiendo que era la delegación en
Barcelona, pero tampoco ha encontrado ninguna pista. Al parecer, pertenece a
una señora mayor que está en una residencia. De todas formas, me ha dicho que
seguirá buscando.
—Deberíamos olvidarnos de todo esta noche y dedicárnosla a nosotros.
—No sé, estoy un poco cansada.
Óscar saca de la neverita de vinos una botella de Rioja que me encanta. La
abre y me sirve una copa.
—María, tienes que tranquilizarte.
—No sé, tengo la sensación de que algo se me está escapando de las manos.
—Olvídate de todo —me propone mientras me besa en la cocina.
Óscar logra relajarme. Me acaricia suavemente los hombros mientras me
besa el cuello.
—¿Subimos a la habitación? —me sugiere—. Me apetece darte un masaje.
Me atrae el plan. En la mano derecha mantengo la copa de vino y él me coge
de la izquierda guiándome hasta la habitación. Lleva la botella de vino en su otra