Page 208 - Abrázame Fuerte
P. 208

—Nadie —responde la chica—. ¿Dónde es el concierto?
        —¿El  concierto?  ¡Ah,  sí!  ¿Qué  te  parece  si  primero  vamos  a  tomar  algo?
      Conozco un bar que está muy bien y ponen música y eso.
        —¿Es para mayores de edad?
        —Sí, pero tranquila, que yo te cuelo. Si te preguntan por el carné, di que te lo
      has dejado en casa. Eso siempre funciona.
        Silvia sonríe. Nunca ha entrado en un bar para mayores de dieciocho, y eso
      la  hace  sentir  importante.  Pero  tampoco  deja  de  inquietarle  un  poco.  Si  la
      descubren, es muy probable que quede como una niña, y esa idea no le gusta
      demasiado. Sobre todo, delante de ¡su primera cita!
        —Tranquila, nunca piden los carnés, y si los pidiesen, harán la vista gorda
      contigo.
        —¿Por qué?
        —Pues porque estás guapísima.
        Silvia  baja  los  ojos  y  nota  como  le  suben  los  colores.  ¡Nacho  le  acaba  de
      decir que está guapa! Es la primera vez en su vida que un chico le dice una cosa
      así y en el estómago siente mariposas. Le recuerdan al día que subió en la moto
      de Sergio. Rápidamente espanta esos pensamientos de la mente, como si quisiera
      olvidar de golpe que una vez se enamoró del novio de su mejor amiga.
        La  pareja  camina  unos  diez  minutos  por  diversas  callejuelas.  Hablan  de
      muchas cosas, se les nota algo nerviosos. « Tú habla para que no parezca que
      estás  nerviosa» ,  se  dice  Silvia  mientras  piensa  en  multitud  de  temas  de
      conversación.  Todo  para  evitar  ese  típico  silencio  tenso  que,  al  fin  y  al  cabo,
      significa que uno no está cómodo con la otra persona.
        Por fin llegan al bar. Es un bar con nombre de perro: Labrador. Es un local
      algo oscuro pero, por suerte, no hay nadie en la entrada, por lo que Silvia respira
      tranquila. El bar es muy alargado y tiene una gran barra al lado derecho. Las
      pocas mesas que hay están ocupadas.
        —¿Nos sentamos a la barra? A mí me gusta sentarme ahí —comenta Nacho.
        —Yo no me he sentado nunca a una barra… —dice sinceramente Silvia.
        —Siempre hay una primera vez para todo, ¿verdad?
        Silvia asiente con la cabeza. El chico tiene toda la razón. Siempre hay una
      primera  vez  para  todo  pero…  « ¿Cuándo  llegará  mi  primer  beso?» ,  piensa  la
      chica mientras deja la chaqueta en un gancho que está a la altura de su taburete.
        —¿Qué quieres tomar? —pregunta Nacho.
        —No sé… ¿Qué hay?
        —De todo… ¿Quieres un cubata?
        —¿Un cubata? —Silvia alucina, no porque no sepa lo que significa un cubata,
      sino porque nunca se ha tomado uno ella sola. Como máximo, un chupito o una
      clara.
        —Sí. Yo voy a tomarme uno. Si no te apetece, puedes tomar algo más suave.
   203   204   205   206   207   208   209   210   211   212   213