Page 74 - Abrázame Fuerte
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pero  no  la  guerra.  Todavía  es  pronto  y  tiene  toda  la  noche  para  convencer  a
      David. Sólo le tendrá que dar algo más de confianza y no comportarse como una
      actriz de película.

      En ese mismo instante en la misma casa
      El timbre vuelve a sonar. En su habitación, Silvia piensa: « Será otro amigo de
      David» .  Al  rato,  vuelve  a  sonar  el  timbre.  La  chica  se  extraña.  Cuando  su
      hermano espera a amigos responde rápidamente al interfono. Esta vez decide ir
      ella y ver quién es.
        —¿Sí?
        —Soy yo…
        Silvia conecta la cámara del interfono.
        —¿Ana?
        —Ajá —responde su amiga, con un deje de timidez.
        —¿Bajo o subes? —pregunta Silvia extrañada.
        —Bueno, la verdad es que venía a hablar con tu hermano.
        Silvia observa por un segundo la imagen de la cámara. Parece que su amiga
      está decidida, pero, toda empapada, tiene una pinta…
        —Un momento, Ana, voy a ver.
        Silvia se dirige a la habitación de su hermano y entonces llama.
        —¿David?
        Éste responde desde la habitación, pero sin abrir. Aun así, Silvia abre la puerta
      con confianza, esperando encontrar a David con alguno de sus amigos. Y cuando
      entra… ¡ve a su hermano con Nerea, leyendo apuntes en la cama!
        Silvia  se  sorprende  tanto  que  cierra  rápidamente  la  puerta.  Nerea  se  ríe.
      Ojalá la hermanita de David haya creído lo que no es, porque eso facilitaría las
      cosas. David se levanta de la cama y abre la puerta de su habitación. Su hermana
      sigue delante de ésta, plantada en el pasillo.
        —¿Querías algo? ¿Quién ha llamado al interfono? —pregunta.
        Silvia duda.
        —No, nada.
        « Y yo que creía que éste iba a ser un día tranquilo» , piensa Silvia.
        Vuelve al interfono y, al descolgarlo, llaman a la puerta. La chica no puede
      dar crédito. ¡Ana!
        —Hola,  Silvia…  —Ana  se  presenta  calada  hasta  los  huesos—.  ¿Está  tu
      hermano?
        Silvia coge la mano congelada y mojada de su amiga, y la abraza.
        —Estás empapada…
        —Sí… —Su amiga sonríe con tristeza.
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