Page 69 - Abrázame Fuerte
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encima de sus rodillas. Los acaricia de una forma muy suave, muy cariñosa…
Estela se deja hacer… Las caricias siguen subiendo por la pierna. Estela sigue
haciéndose la dormida. Es evidente que no lo está, pero este juego les gusta a los
dos. Leo sube más arriba. Hasta llegar a sus braguitas… Entonces, Estela, con los
ojos cerrados, alza el cuerpo y se abraza al profesor. Éste la coge en brazos,
como si de una niña pequeña se tratara, y se la lleva hacia el centro del estudio.
Ahí, él ha montado una especie de cama con cojines, incienso y unas velas
rojas… La estira como si fuera una princesa y la besa en el cuello, las clavículas
y el pecho, y ella se deja querer. Por fin, Estela abre los ojos. Mira a Leo y,
lentamente, se desviste ante él. Sin pudor. Él ha dejado de tocarla, sólo la mira. Y,
como si de un ritual se tratara, cuando ella termina, es él quien empieza a
quitarse la ropa. Una vez desnudos los dos, Leo la abraza y Estela siente el calor
de su cuerpo y un escalofrío que le recorre la espina dorsal. Con delicadeza, Leo
vuelve a besarle el pecho para luego besarle el vientre y, con extremo cuidado,
abrir las piernas de la chica. Hacen el amor. De una forma lenta y bonita. No
tiene nada que ver con lo que se decían en el chat. Se miran a los ojos. Conectan.
Está claro que Leo es un buen amante y sabe cómo seducir a una mujer.
La noche pasa entre la seducción y la poesía de sus caricias. Cuando al fin
Estela sale del estudio, empieza a despuntar el día; ha dejado a Leo durmiendo en
su lecho de amor.
« La que me va a caer en casa…» , piensa.
De inmediato le vienen la fragancia y la frescura suave de la mañana y, con
ésta, una ráfaga del olor de su profesor de interpretación, que debe de haberse
quedado impregnada en su ropa, en su piel.
« Hoy puedo decir, por fin, que estoy enamorada» .