Page 67 - Abrázame Fuerte
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Leo le ha prometido llegar lo antes posible. Estela reflexiona. Está cansada,
      pero Leo acaba de confiarle la llave del estudio, y eso dice mucho de él. Tiene el
      pecho encendido. Aunque es tarde y ya volvía a casa, decide cambiar el rumbo
      e ir hacia el estudio. Se muere de ganas de ensayar y estar con Leo.
        En  tan  sólo  cinco  minutos  se  planta  en  la  puerta,  recoge  la  llave  del
      polvoriento felpudo y abre el estudio. Todo está en silencio. Deja sus cosas en el
      recibidor y entra en la habitación donde ensayan todos los estudiantes. Huele a
      una extraña mezcla de incienso y sudor.
        Hay una oscuridad intensa, pero Estela no tiene miedo. Es una reacción un
      tanto  extraña  en  ella.  Se  considera  la  persona  más  miedosa  del  mundo,  pero
      conoce  ese  espacio  como  la  palma  de  su  mano,  y  eso  le  da  una  confianza
      absoluta en ella misma.
        Se quita las zapatillas de deporte y pisa el templado parquet. Se dirige a una
      pequeña  minicadena  y  aprieta  el  play,  confiando  que  habrá  algún  disco  de
      música  relajante.  Así  es.  Suenan  unas  flautas  y  unos  pequeños  tambores  y
      violines.  « Perfecto» ,  piensa  Estela  y,  a  oscuras,  se  dirige  al  centro  de  la
      habitación, se queda de pie, cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
        La  concentración  es  algo  muy  importante  en  el  teatro,  y  Estela  es  una
      persona más bien dispersa. Pero un buen contexto la ayuda a centrarse, aunque
      visto desde fuera parezca algo místico.
        En completa oscuridad, Estela se concentra cada vez más, pone las manos en
      el  vientre  y  separa  los  pies,  buscando  el  equilibrio  en  el  cuerpo.  De  pronto,
      percibe un foco de luz. Estela abre los ojos asustada.
        —Continúa  en  esa  misma  posición  —ordena  Leo  desde  un  rincón  de  la
      habitación—.  Cierra  los  ojos  y  no  te  distraigas.  Muy  bien,  ahora  quiero  que
      recites  lentamente  el  monólogo  en  el  que  hemos  estado  trabajando,  pero  sólo
      cuando tú, y sólo tú, quieras…
        Estela siente algo en el estómago. ¡Qué nervios!
        « Empezaré cuando lo sienta» .
        Leo baja levemente el volumen de la música.
        El corazón está que se le sale del pecho a Estela. Sigue con los ojos cerrados,
      y trata de centrarse en la respiración, como suele hacer en las clases, pero le
      resulta imposible. Escucha los pasos de Leo acercarse a ella. Siente un cuerpo
      cálido a su espalda, y una bocanada de aliento en su oreja.
        Algo muy poderoso le nace en el vientre. Le pasa siempre que está con él; de
      hecho, desde que se conocieron. Incluso con las conversaciones que han tenido
      por  chat.  Sus  comentarios  poéticos  y  teatrales  siempre  han  tenido  un  toque
      sensual y erótico, pero ahora la sensación de tenerlo tan cerca es muy distinta.
        Estela está nerviosa. Una cosa es coquetear, y otra, que pase algo de verdad.
      No  sabe  muy  bien  cómo  comportarse.  Sabe  que  liarse  con  Leo  le  puede  dar
      muchos quebraderos de cabeza. Es mucho mayor que ella, y no hay que olvidar
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