Page 95 - Abrázame Fuerte
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—Como quieras. —Él le arrebata el mando. Y, mirando a su primo, dice—:
Venga, chico, ¡vamos a demostrarle a esta señorita cómo se mata a los zombis!
Bea no sabe lo que acaba de hacer. ¡Una verdadera partida entre los chicos
puede llegar a durar horas! Durante los primeros minutos, comenta las jugadas
haciendo ver que le interesa, pero cuando ambos llevan más de media hora
enfrascados en el duelo, Bea empieza a mosquearse. « Esto ya pasa de castaño
oscuro» , piensa mientras mira el reloj y se queda en silencio esperando a que
Sergio se dé cuenta de lo que está pasando.
Pero pasan los minutos, y es más que evidente que él no se entera de que ella
está cada vez más enfadada. Él y su primo están absortos por el juego y la
televisión. Con cada pantalla que pasan, chocan los cinco, ríen como gorilas y se
comportan como auténticos cavernícolas.
Bea vuelve a mirar el reloj. « Ha llegado el momento de dar un ultimátum» .
—Bueno, chicos, yo me voy al Club —dice en voz alta y clara.
Sergio y Manu siguen luchando con un gran monstruo, están nerviosos y no
quitan los ojos de la pantalla.
—Muy bien… Que te vaya bien —se despide Manu sin hacerle demasiado
caso.
—¿Quieres que vaya contigo? —pregunta Sergio de manera automática, sin
dejar de jugar.
« ¿Qué?» . Bea no sabe cómo actuar. Sergio ni siquiera la ha mirado a los
ojos.
—Tranquilo, quédate jugando; ya voy sola —responde. Se levanta de golpe y
se despide—: Nos llamamos.
Más tarde, en el Club
¡Silvia ha llegado al Club con Marcos! Nada más entrar, lo coge de la mano para
que no se pierda y va en busca de sus amigas. El chico se siente como un pez
fuera del agua. No soporta ni las luces ni el ruido ni la manera que tienen todos de
bailar. Siempre intentando seducir. No le gusta nada. Pero la mano de Silvia, que
lo sujeta con fuerza para que no se pierda, le da seguridad. El camino hacia la
pista se le hace eterno, pero le gustan las miradas que le lanza la chica para
asegurarse de que está bien. Por primera vez en mucho tiempo, Marcos se siente
querido.
Pero, de repente, la mano se suelta de golpe. Ya han llegado al rincón de las
Princess, y la llegada inesperada de Silvia hace que éstas se abracen y se pongan
a gritar como locas. Marcos se queda en un segundo plano, sin saber muy bien
qué hacer, con una sonrisa forzada. Es entonces cuando Estela se percata de su
presencia.