Page 142 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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GILGAMESH Y  AGGA  DE  KISH


       Este poema sumerio,  de  indudable  importancia  histórica en  razón  de su
       contenido,  ha sido  reconstruido  a partir de  11  tablillas  o fragmentos  de
       ellas, procedentes,  en  su  mayoría,  de  la  ciudad  de  Nippur.  Si  bien  se
       desconoce la fecha de su redacción, los hechos narrados — un casus belli
       entre las  ciudades  de Kish  y  de  Uruk, que  termina felizmente—  hacen
       remontar el  texto  al primer cuarto  del  tercer milenio  a.C.  El  inicio  tan
       abrupto  del texto  deja presuponer la  existenáa  de una composición  lite-
     i  raña previa,  hoy perdida.  Para  algunos  expertos  el  nombre  de  Enme-
       baragesi  no  alude  al  rey  de  Kish  de  igual  onomástico,  sino  a  una  de
     ?  las  hermanas  de  Gilgamesh.  Si  se  acepta  esta proposición  el  conflicto
       narrado  en  el  texto  tendría  un  carácter familiar.


       Los  mensajeros  de Agga, un  rey de la primera  dinastía  de  Kish,
    e  hijo  del  belicoso  Enmebaragesi,  partieron  de  la  ciudad  de  Kish
    para  presentarse  ante  Gilgamesh,  en  la  todopoderosa  Uruk,  de  la
    que  éste  era rey Sabedor de  este  hecho, el señor  Gilgamesh  expu­
    so la cuestión  ante los  ancianos  de  su  ciudad y les  solicitó  su  con­
    sejo:
    ;  — No  nos  sometamos  a  la  casa  de  Kish  para  terminar  con  el
    yacimiento  de  arcilla, para  terminar con nuestra arcilla, la de  mejor
    calidad  del  país.  Sí, para  terminar  con  nuestro  yacimiento,  del  que
    se pretende aprovechar el rey Agga. Quiere que nos sometamos para
    seguir  enviándole  nuestra  arcilla.  Con  tal  sumisión  agotaríamos  la
    extracción  de  la  arcilla,  cuyos  bloques  se  delimitan,  como  bien
    sabéis, con cuerdas  en el momento  de  extraerlos. ¡Ataquémosla con
    las  armas!
       Reunidos en asamblea, los ancianos de la ciudad dieron respuesta
    a  Gilgamesh:
       — Sometámonos  a  la  casa  de  Kish  para  terminar  con  el  yaci­
    miento  de  arcilla,  para  terminar  con  nuestra  arcilla,  la  de  mejor
    calidad del país, para  terminar con la  extracción  de la  arcilla con la
    que  se  fabrican  excelentes ladrillos. Dejemos  que  siga  explotándo­
    la.  ¡No  la  ataquemos  con  las  armas!


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