Page 393 - El nuevo zar
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verdaderos propietarios es protegida cuidadosamente por los servicios
secretos, y el tema de la corrupción en los altos niveles del poder es tabú para
los medios controlados por el Kremlin.»
Con el panfleto, como con el artículo de Moskovski Korrespondent, se
buscaba romper la omertà que atravesaba el Kremlin en tiempos de Putin, en
especial cuando se trataba de las partes más secretas de la biografía del
presidente. Los autores no solo detallaban el ascenso de Kovalchuk, sino que
también cuestionaban la colocación de los activos de Gazprom, los beneficios
de Román Abramóvich, los negocios turbios de la intermediaria del gas en
Ucrania, RosUkrEnergo, y la furtiva consolidación de exportaciones
lucrativas de Guenadi Timchenko, fundador de Gunvor, la compañía de
compraventa con base en Suiza. Con la excepción de Abramóvich, estos
nuevos magnates se habían mantenido relativamente en el anonimato durante
los ocho años de presidencia de Putin. Apenas eran mencionados por los
medios y, cuando sí, era usualmente con abundantes advertencias respecto de
la fuente de información. Las compañías de Timchenko ahora llevaban los
contratos de casi un tercio de las exportaciones de petróleo de Rusia, incluida
la mayoría de los de Rosneft desde su adquisición de los activos de Yukos.
Timchenko, delgado y de pelo plateado, compartía el amor de Putin por los
mercados de energía y la política, así como por el judo, pero permaneció tan
hermético que persistía la sospecha de que tenía un pasado en el KGB, que
luego negaría. Tenía pasaporte finlandés, además de ruso, y vivía en Colonia,
Suiza, en un pueblo con vistas al lago Lemán. Existían pocas fotografías de él
entonces y concedía incluso menos entrevistas. (Cuando finalmente dio una a
The Wall Street Journal, cuatro meses después de que apareciera el panfleto,
lo hizo con la condición de que no fuera fotografiado y no se revelara la
dirección de las oficinas centrales de su compañía.)[24] Timchenko negó
conocer a Putin más que superficialmente, insistió falsamente en que no eran
amigos e incluso demandó a The Economist por sugerir lo contrario en un
artículo titulado «Dame pasta».[25] No obstante, con el crecimiento de sus
fortunas, se volvió más difícil para la oligarquía de Putin permanecer en
secreto. Kovalchuk y Timchenko, ambos, debutaron en la lista de
multimillonarios de Forbes el mes después que apareciera el panfleto. Los
hermanos Rotenberg los siguieron no mucho más tarde.
Stanislav Belkovski, el pícaro estratega político de barba abundante y
gafas que había escrito el informe «El Estado y los oligarcas» en la víspera