Page 391 - El nuevo zar
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reveladora: sus logros públicos eran lo que importaba, no su vida personal.
Berlusconi negó con la cabeza mientras Putin hablaba: él, más que nadie,
podía entenderlo. Cuando su amigo terminó, juntó las manos para imitar el
disparo de una metralleta, apuntando directamente a la joven periodista que
había planteado la pregunta.
El mismo día, de vuelta en Moscú, el propietario del periódico anunció
que lo cerraba. Arguyó baja tirada, pero nadie lo creyó.
La profundidad de la relación de Putin con Kabáieva o con cualquier otra
mujer seguiría siendo una incógnita para todos excepto para sus amigos más
cercanos. Y, aun así, entre ellos había más que solo un trato superficial por
motivos políticos. Ella claramente había entrado a formar parte del círculo de
amigos de San Petersburgo que había emergido durante el segundo mandato
de Putin. Apenas un mes antes de que su nombre saliera a la luz en relación
con Putin, se había unido al consejo de consulta de un recientemente formado
Grupo Nacional de Medios, un conglomerado controlado por Yuri Kovalchuk,
cuyo imperio bancario se había expandido hasta incluir algunos de los canales
de televisión y periódicos más destacados del país. Serguéi Fursenko, el
hermano del ministro de Educación de Putin, Andréi, y, como él, un miembro
fundador de la cooperativa de dachas Ozero, asumió el cargo de director de la
compañía, que continuaría expandiendo su conglomerado de medios y
constituiría un instrumento aún más potente de la propaganda que rodeaba el
poder de Putin. La inclusión de Kabáieva era señal de intimidad con la
camarilla —si no con Putin personalmente—, que se había enriquecido
silenciosamente durante su presidencia. Fue solo al final de su presidencia,
mientras luchaba con el problema de 2008, cuando el velo de secreto se
levantó parcialmente. Los rumores de su relación, algunos pensaban, podían
haber sido un síntoma de la lucha en curso.
En febrero de 2008, en la víspera de la elección de Medvédev, dos de los
críticos más destacados de Putin, Boris Nemtsov y Vladímir Milov, habían
publicado un panfleto de setenta y seis páginas en el que detallaban por