Page 386 - El nuevo zar
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destino. El acto final en su teatro político llegó al día siguiente. Medvédev,
               que se dirigió a la nación como el supuesto próximo presidente, declaró que,
               en aras de la estabilidad, él nombraría como primer ministro, si era elegido,
               a… Vladímir Putin. El arreglo se conocería como «tándem» y tranquilizó a

               los más preocupados por la partida de Putin del Kremlin. Tras ocho años a la
               cabeza del Estado, Putin no se iría realmente, después de todo.






               El 11 de abril de 2008, pocas semanas antes de la investidura como presidente
               de  Dmitri  Medvédev,  un  tabloide  relativamente  nuevo,  Moskovski

               Korrespondent, publicó un corto artículo que se atrevía a poner a prueba los
               límites  de  la  era  política  que  muchos  esperaban  que  el  nuevo  presidente
               pudiera introducir. El artículo, escrito por un reportero veterano de nombre

               Serguéi  Topol,  tenía  solo  641  palabras  de  extensión,  y  su  tono  no  era
               particularmente procaz ni difamatorio. Más bien, era compasivo a la hora de
               tratar  el  delicado  asunto  de  la  vida  privada  de  Putin.  No  era  enteramente

               veraz, pero levantó el velo de secreto que había rodeado a la familia de Putin
               durante  ocho  años.  «El  síndrome  de  Sarkozy»,  declaraba  el  titular,  en
               referencia al reciente divorcio del presidente francés y la boda con su tercera

               esposa,  la  modelo  y  cantante  pop  Carla  Bruni.  La  vida  personal  de  Putin,
               escribió Topol, era lo opuesto. Había permanecido casado a lo largo de sus
               dos primeros mandatos como presidente, pero, ahora que estaba dejando el

               puesto más alto, «hay poco que una a la pareja presidencial». La «licencia»,
               en términos de Topol, lo liberaba ahora para «encontrar tiempo para resolver
               sus asuntos personales».


                    Y entonces, en el cuarto párrafo del artículo, venía el supuesto explosivo:
               los  Putin  se  habían  divorciado  en  secreto  en  febrero  y,  de  acuerdo  con
               «nuestro informante», él planeaba volver a casarse en junio. La novia sería

               Alina Kabáieva, una campeona mundial de gimnasia rítmica, ganadora de la
               medalla de bronce de los Juegos Olímpicos de Sídney en 2000 y una medalla
               de oro en Atenas cuatro años después. Kabáieva, que aún no tenía veinticinco

               años, era una de las celebridades más glamurosas de Rusia. Para 2001, con el
               despegue de su carrera deportiva, se había convertido en la cara pública del
               partido  político  en  que  se  convertiría  Rusia  Unida;  en  las  elecciones  de

               diciembre  de  2007,  incluso  fue  candidata  en  la  lista  del  partido,  reclutada
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