Page 382 - El nuevo zar
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Putin dijo poco acerca de las luchas, tratando de mantener un equilibrio
               entre  las  facciones  opuestas,  aunque  algunos  sospechaban  que  él  lo  había
               orquestado  todo  para  conservar  su  autoridad  última  como  árbitro.[14]
               Reprendió  a  Cherkésov  por  sacar  a  la  luz  «este  tipo  de  problemas»,  pero

               luego  amplió  la  autoridad  de  la  agencia  de  control  de  narcóticos  que
               Cherkésov supervisaba.[15] También calló respecto de sus planes finales de

               sucesión,  a  la  espera  del  resultado  de  las  elecciones  parlamentarias  a
               principios de diciembre.

                    Para  entonces,  las  elecciones  en  Rusia  se  habían  vuelto  un  asunto
               inconsistente y tan exhaustivamente controlado por las autoridades centrales

               que carecían de genuina competencia y, por lo tanto, de suspense. El partido
               del poder, Rusia Unida, tenía todas las ventajas de los recursos del Kremlin y
               le dejaba a la oposición tolerada —los comunistas, los liberales-demócratas

               nacionalistas y un nuevo partido, encabezado por uno de los aliados políticos
               de Putin de San Petersburgo, Rusia Justa— poco oxígeno para respirar. Los

               críticos demócratas y liberales de Putin, liderados ahora por su antiguo primer
               ministro Mijaíl Kasiánov y el excampeón mundial de ajedrez Garri Kaspárov,
               montaron  protestas  decididas  pero  quijotescas,  aunque  ellos  y  otros
               candidatos potenciales estaban simplemente inhabilitados para las urnas por

               pretextos burocráticos. Uno que no se enfrentaba a obstáculos administrativos
               era Andréi Lugovói, quien, disfrutando de ser el centro de atención por su

               notoriedad como sospechoso de asesinato, se unió a la pizarra de candidatos
               de los liberales-demócratas y se aseguró un escaño en la Duma y, por lo tanto,
               inmunidad procesal (que apenas parecía necesaria, dada la negativa de Rusia
               a extraditarlo).


                    Para  Putin,  los  líderes  rebeldes  de  la  oposición  representaban  una
               conspiración  contra  la  misma  Rusia.  Kaspárov,  que  se  había  retirado  del
               ajedrez en 2005 para dedicarse a rebajar el control de Putin sobre el poder,

               resultó  ser  una  perfecta  frustración.  Fue  arrestado  por  organizar  mítines  de
               protesta en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades el fin de semana anterior

               al  voto  parlamentario,  y  sentenciado  a  cinco  días  de  detención.  Cuando
               Kaspárov, políglota, gritó algo en inglés mientras era maniatado dentro de un
               furgón de la policía, Putin, que alguna vez había admirado la victoria audaz
               del joven campeón en 1985, respondió con desdén.


                    «¿Por qué, cuando fue arrestado, el señor Kaspárov gritó en inglés y no en
               ruso?  —preguntó  a  la  revista  Time,  la  cual,  a  pesar  del  vilipendio  de
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