Page 379 - El nuevo zar
P. 379
principio altruista; más bien, sonaba como un actor que no había ensayado
suficientemente sus textos. Se veía desolado y preocupado. Putin al menos
hizo el esfuerzo de parecer pensativo y considerado. «Quizás tengas razón»,
le contestó, y le agradeció sus servicios, aunque luego señaló que había
habido algunos errores. Dijo que era importante reflexionar sobre cómo el
nuevo candidato impactaría sobre la situación política antes de las elecciones
parlamentarias de diciembre y las elecciones presidenciales de marzo. Unas
horas después, anunció una decisión aún más inesperada para reemplazar a
Fradkov: Víktor Zubkov.
Nadie fuera del Kremlin y pocos dentro entendieron la decisión de Putin.
Ni siquiera Serguéi Ivanov la vio venir.[8] Si Putin estaba siguiendo el
modelo de Yeltsin para designar a su sucesor, recurriendo a un nuevo primer
ministro en la víspera de la campaña presidencial, había optado por un
hombre que por designio propio había mantenido un perfil bajo. Zubkov,
nacido en los primeros meses de la Gran Guerra Patriótica, era parte del
cuadro de hombres cuyos lazos con Putin se habían forjado en San
Petersburgo en la década de 1990. Después que los primeros acuerdos de
trueque por alimentos provocaran un escándalo en el invierno de 1991,
Zubkov, antiguo patrón de granja colectiva, había asistido a Putin utilizando
su influencia entre los granjeros regionales para reanudar la provisión de
productos a la ciudad hambrienta.[9] Se convirtió en uno de los asociados de
Putin de mayor confianza, luego asumió el cumplimiento fiscal en la ciudad y,
más tarde, como Putin e Ígor Sechin, escribió varias monografías en el
Instituto de Minería en la década de 1990. Siguió a Putin a Moscú, donde
durante siete años había encabezado con discreción el nuevo Servicio Federal
de Supervisión Financiera de Rusia, un departamento que le daba a él —y a
Putin— conocimiento exclusivo del flujo de dinero entrante y saliente de las
empresas del país, información que no tenía precio a la hora de hacer cumplir
pactos de lealtad y, por lo tanto, mantener cierto equilibrio entre los imperios
financieros rivales que se estaban estableciendo, muchos de los cuales tenían
conexiones con el Estado. «Me gustaría enfatizar que ni una sola vez Víktor
Zubkov abusó de esa confianza», explicó Putin más tarde.[10] Luego de su
anuncio, Putin voló a las regiones de Chuvasia y Bélgorod para ver cómo los
«proyectos nacionales» de Medvédev estaban reviviendo la agricultura de la
nación, y dejó a la élite política que cavilara sobre el significado de esa
maniobra inesperada. ¿Putin se había decidido en contra de Medvédev o