Page 376 - El nuevo zar
P. 376

Putin  lo  intentó  nuevamente  en  2005  y  presentó  una  candidatura  para  los
               Juegos de Verano. Moscú compitió con Nueva York, Madrid, París y Londres
               para los Juegos Olímpicos de Verano de 2012 y acabó última en la votación
               final.  Las  evaluaciones  del  Comité  Olímpico  Internacional  cuestionaban

               explícitamente  si  Rusia  tenía  la  capacidad  de  organizar  los  Juegos  en  su
               propia capital. ¿Cómo podía argumentar Rusia, dos años después, que Sochi,

               un centro turístico en declive sin una sola instalación de estándar olímpico,
               estaría lista para los Juegos de Invierno de 2014?

                    Sochi  competía  con  Salzburgo,  en  Austria,  y  Pieonchang,  en  Corea  del
               Sur,  la  favorita  para  la  votación  final,  tras  haber  perdido  por  poco  la

               candidatura anterior. Pocos apostaban por Sochi.






               La  119ª  sesión  del  Comité  Olímpico  Internacional  tuvo  lugar  en  el  hotel
               Westin Camino Real, en el corazón de la ciudad de Guatemala. Putin se había
               preparado intensamente, había practicado su discurso en un inglés forzado,
               con marcado acento, pero casi perfecto. Habló por la mañana y fue el primero

               entre  los  funcionarios  que  presentaron  las  candidaturas  finales.  «La  villa
               olímpica  de  Sochi  será  el  primer  centro  deportivo  de  montaña  de  nivel

               internacional de la nueva Rusia», comenzó, dejando claro que había asimilado
               la  revisión  del  politburó  de  la  década  de  1980  y  las  consecuencias  de  la
               disolución de la Unión Soviética. «Permítanme señalar que, tras la ruptura de
               la  Unión  Soviética,  Rusia  perdió  todos  sus  centros  deportivos  en  las

               montañas. ¿Pueden creerlo?» Sonaba incrédulo, incluso ofendido por el cruel
               giro de la historia. Destacó la novedad de la ubicación de Sochi sobre el mar

               Negro, colindando con los picos del Cáucaso. «A la orilla del mar puede ser
               un  precioso  día  de  primavera,  pero  arriba,  en  las  montañas,  es  invierno.»
               Prometió gastar 12.000 millones de dólares para erigir los estadios, una suma

               impactante que excedía lo que Vancouver planeaba gastar en 2010. Prometió
               «una experiencia segura, disfrutable y memorable» e incluso bromeó con que
               aliviaría los embotellamientos de tráfico crónicos de la ciudad. Concluyó con

               una  floritura  en  un  francés  forzado,  agradeciéndole  al  comité  su
               consideración.

                    Y luego se fue del hotel. Había puesto en juego gran parte de su prestigio

               —y el de Rusia— en la votación, pero se negó a quedarse a la espera, como si
   371   372   373   374   375   376   377   378   379   380   381